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Página 2, TVE, 17/11/2020
El autor entrevistado por Óscar López a propósito de Una historia de la mentira en el programa Página 2, de La 2 de Televisión Española.

Revista EÑE, 2/12/2016
“La realidad es un constructo que hemos creado nosotros”
Por Anna Maria Iglesia.
Más de catorce años ha tardado Juan Jacinto Muños Rengel en escribir El gran imaginador (Plaza y Janés). Durante estos catorce años Rengel ha alternado la escritura de El gran imaginador, “la obra culmen de mi trayectoria”, con la publicación de títulos de diversos géneros: desde los microrrelatos de El libro de los pequeños milagros, las novelas El sueño del otro y El asesino hipocondríaco hasta los relatos reunidos en De mecánica y alquimia. Por ello, El gran imaginador reúne elementos de toda su trayectoria literaria, “hay un poco de todos mis trabajos previos”, asegura el autor , para quien su última novela es, ante todo, un homenaje a Cervantes y a la novela como género a partir del cual narrar una historia en la que todo, absolutamente todo, es posible y tiene cabida. El protagonista de la novela, Popoulos, es un hombre de una imaginación sin límites, alguien capaz de recorrer física e intelectualmente geografías y tiempos aparentemente inabarcables, alguien capaz de imaginar “hacia delante”, haciendo de la realidad una ficción en permanente construcción. Popoulos es un Funes que lo imagina todo y, a la vez, Popoulos es metáfora de la novela, como género que todo lo incorpora, todo lo narra y donde los límites, como señala el propio Rengel, los determina la imaginación y el buen hacer en la escritura.
El gran imaginador me lleva a preguntarte, ¿cabe todo en la novela?
Es una buena pregunta. Creo que el reto es hacer que todo quepa en literatura, donde, si todo hace bien, todo es posible. El gran imaginadorha sido escrito con la seguridad de que se puede hablar de cualquier cosa y, por tanto, también de la realidad desde la ficción más pura. A partir de esta premisa principal me preguntaba cómo asumir determinados riesgos, cómo llegar a los lectores, sea literarios sea lectores que simplemente buscan pasárselo bien, cómo mezclar una literatura más reflexiva y filosófica con una literatura lúdica y hasta qué punto los géneros pueden mezclarse dentro de un mismo artefacto. En cierta manera, con El gran imaginador, reclamo la novela en tanto género de géneros, donde cabe todo de la misma manera que en El Quijote cabía todo.
La novela, como tú mismo has dicho, en un homenaje a Cervantes y a El Quijote, sin embargo, Borges tiene un papel esencial: tú protagonista es como un Funes el memorioso que, en lugar de recordar, imagina.
Efectivamente, en lugar de recordar hacia atrás, mi personaje, Popoulos, imagina hacia delante. El homenaje a Cervantes es más explícito en cuanto aparece como personaje secundario para yo poder reflexionar acerca de cómo Cervantes, en un momento dado, construye su propia imagen en tanto que héroe de Lepanto y español españolísimo que nunca ha renegado de su patria, para acceder a la literatura y ser escritor, a su vuelta a España, tras el cautiverio de Argel. Me interesaba esta idea de la construcción del personaje por parte del propio Cervantes y, aparte, me interesaba establecer un diálogo con El Quijote: la mezcla de géneros, el carácter de los personajes que recuerdan a los caballeros andantes o los disparates de las aventuras que vive el imaginador, pero que no forzosamente ocurren. La influencia de Borges es más indirecta, puesto que Borges dejó en mí un poso mucho más subconsciente: yo he leído mucho a Borges, he escrito mucho sobre Borges, pero llevo muchos años tratando de distanciarme de él, aunque no lo consigo y en la novela hay muchas ideas que son absolutamente borgesianas, la principal: la idea de memoria. Borges lleva al absurdo determinadas capacidades humanas como la memoria y mi personaje es alguien que dice que la única memoria que le interesa es la que recuerda hacia delante
A través de la ficción, Borges pone en cuestión el estatuto de realidad, cuestionamiento que tú también propones.
Escribiendo una novela sobre la ficción y, por tanto, desde la ficción, adopto irremediablemente esa perspectiva del Borges que duda de la realidad. A partir de Borges, uno se cuestiona la realidad, se pregunta sobre su naturaleza de simulacro y se interroga hasta qué punto la realidad no es un constructo que hemos creado nosotros y, por tanto, la ficción no existe solo en cuanto creación, sino que confluye en la existencia misma.
Tu protagonista vive e imagina paralelamente de tal forma que el límite entre lo imaginado y lo vivido se borra.
Este es el juego principal. La novela tiene una base real y, en concreto, una base histórica, que ha sido documentada y en la que se enmarcan los sucesos reales que, sin embargo, abandonan el estatuto de real cuando mi personaje imagina. Yo sé que habrá lectores a los que este juego les pueda confundir, puesto que demandan la realidad empírica, incluso en las ficciones; pero, creo, que un lector de hoy debe ser un lector que participe del texto y que sepa distinguir entre los distintos planos de “realidad”.
Poniendo en crisis el concepto de realidad, terminas por definirla como una invención.
Todo es una invención, la historia es una invención, pero también lo es la ciencia, puesto que las hipótesis sirven durante un tiempo, luego dejan de ser válidas y, por tanto, creamos nuevas en un intento constante de entender el mundo, intento que implica, al mismo tiempo, comprensión del mundo y creación del mundo. La cultura funciona así, es un proceso de constantes construcciones y, por tanto, algunos episodios de la historia, las tradiciones o la patria misma no dejan de ser invenciones nuestras. Mi personaje, de hecho, pasa por los Balcanes y por Grecia, es decir, por lugares donde se ha reconstruido, desde la ficción, la historia y su identidad.
La novela se sustenta principalmente sobre dos géneros: el histórico y el fantástico.
Estos son los géneros que recorren la novela: el género histórico, porque conforma el escenario de la novela, y el fantástico, porque ha definido gran parte de mi trayectoria. Me refiero a un fantástico próximo a la realidad, pero siempre con un pie más arriba de lo real de las cosas; lo fantástico es un género que siempre me ha interesado como modo de cuestionar la realidad y como medio para hablar de la realidad desde otro ángulo que no sea la realidad misma. A parte de estos dos géneros, hay otros a lo largo de la trama: la infancia de Popoulos se narra a partir de la novela de formación a la vez que se ahonda en la ciencia ficción, en realidad, en la proto-ciencia ficción de su tiempo.
Parece que recuperas, en parte, el ejercicio de James Joyce en el Ulises, al jugar con géneros y subgéneros narrativos dependiendo de los capítulos.
Sí, pero con toda la diferencia formal que hay entre las dos novelas. En el Ulises hay una experimentación con el lenguaje y con el flujo de pensamiento interior, que están ausentes en mi novela. Al mismo tiempo, yo recurro a un narrador en tercera persona, que en principio es más clásico, aunque tiene cosas innovadoras.
¿Qué tiene de innovador?
Yo pretendía adaptarme a una forma en la que el lector de a pie se sienta cómodo y, a la vez, a una forma que me permitiese narrar, en el sentido más tradicional de la palabra. Contemporáneamente buscaba un narrador que me permitiera alejarme del protagonista todo lo posible hasta el punto de poder contemplar el conjunto del Mediterráneo o hacer una panorámica de una ciudad o viajar a lo largo del tiempo: buscaba un narrador que me abriera completamente el zoom y, al mismo tiempo, capaz de acercarse tanto al personaje como si se tratara de una primera persona. Me interesaba mucho el juego que se puede establecer entre lo macro y lo micro
Hablas del narrador como si fuera una cámara de cine.
Porque mi narrador es un narrador cámara, pero no es el narrador objetivo que se comporta como el narrador de los escritores norteamericanos, desde los años cincuenta hasta ahora, Hemingway, Salinger o Carver, que observan desde fuera sin adentrarse en la cabeza de sus personajes. En mi caso, el narrador es una cámara que, en un momento dado, tiene la grúa, pero en otro momento, tiene la lente de aproximación, que le permite saber que a un personaje en concreto le ha dado un infarto o que el protagonista tiene una gota de sudor en su nuca; además, es un narrador que penetra en la mente de los personajes, no sólo la del protagonista
El gran imaginador evoca la narrativa clásica de las novelas de aventuras, desde las novelas de Corto Maltés o los Viajes de Gulliver de Swift.
Aunque en El gran imaginador pueda haber algo de teoría, yo no quería que esta teoría se hiciera explícita, porque lo que me interesaba era contar una historia. Por esto, como mencionas, está la aventura, género que nunca hasta ahora había utilizado. Yo quería que a mis personajes les sucedieran cosas y que estas cosas abarcaran muchos acontecimientos, respetando la forma de fabular de siempre para que, así, el lector que solamente quiera disfrutar de una historia lo pueda hacer sin más. Lo que pasa es que, a lo largo del libro, hay momentos en los que me detengo, por ejemplo, en las diferencias entre el dogma católico y el ortodoxo o en determinados momentos históricos. Hoy en día, esto se ha perdido al querer eludir la información aparentemente sobrante de las novelas, pero yo quería permitir al lector profundizar; al fin y al cabo, una novela sobre la imaginación debe tener algo de intelectual en cuanto se inscribe en el ámbito del intelecto.
Dices que se tiende a eludir lo sobrante y, a la vez, otra tendencia dentro de la novela es a prescindir de la trama en pos de una narrativa autorreflexiva.
Quizás ha habido un exceso en esta moda. A mí me encanta la metaliteratura, que, dicho sea de paso, ya estaba en El Quijote. Cervantes, no sólo se adelantó al momento histórico con la invención de la novela contemporánea, sino que hace autoficción, hace metaliteratura, crea un narrador, sobre el cual coloca otro narrador aparentemente real… Es decir, todos estos juegos ya estaban, pero como en cualquier momento de decadencia, hoy mucha gente ha querido rizar el rizo y así se acaba hablando de la propia literatura desde la literatura misma y, salvo gente que lo hace muy bien como Vila-Matas, encontramos autores que terminan por aburrir al lector. Me da la impresión de que hay autores que escriben para otros escritores y lo que consiguen es aburrir al otro escritor y, consecuentemente, aburrirnos a todos, puesto que no salen del tema del escritor que escribe y no escriben más que sobre lo que escriben. A mí, personalmente, me interesa que en el caso que haya, en un determinado momento, algún tipo de bucle metaliterario dentro de la novela, sea porque aparece dentro de la historia y lo pueda interpretar el lector que puede llegar a ese nivel o no.
En este sentido, ¿planteas la novela a partir de los niveles de lectura de Umberto Eco?
Creo que Eco no está demasiado presente en esta novela, pero sí que hubo algo del fenómeno de El nombre de la rosa que a mí me interesó desde el punto de vista teórico: se puede escribir una novela erudita, con muchísimas referencias, y vender masivamente. ¿Qué ocurre en este fenómeno? Ocurre que Eco se puso el listón más alto en el momento de preguntarse hasta qué punto puede combinarse lo erudito con el entretenimiento. Lo fácil es elegir una de las dos opciones, o hacer una novela siguiendo la forma del bestseller que funciona o hacer una novela intelectual para los dos mil lectores que te van a leer. Sin embargo, con El nombre de la rosa, Eco hizo las dos cosas y esto es lo que me interesa, no tanto para imitarlo, sino como concepto
El ejercicio de Eco llevó a acuñar el concepto de “bestseller de calidad”
O bestseller erudito, pues no se sabía cómo catalogar El nombre de la rosa. Me parece que hay algunos casos, más allá de la novela de Eco, que pueden entrar en la categoría de bestseller de calidad, como El perfume, que aquí, como es típico en nuestro país, en cuanto empezó a vender, dejó de interesar a determinadas personas, puesto que, si vendía, tenía que ser necesariamente malo. Yo creo que hay muchas cosas interesantes en El perfume y, como en Alemania no ocurre lo mismo que aquí, porque están menos acomplejados de nosotros, hay una extensa bibliografía sobre la novela. ¿Por qué hay autores que solo defienden que hay 2500 lectores, otros que dicen que hay 20000 y unos terceros que dicen escribir para cientos de miles? Parece que cada tipo de escritor está reflejando su liquidación del año. Lo que hay que hacer cuando uno escribe es exigirse lo máximo.
¿Y esta exigencia incluye, también pensar en el lector a quien te diriges?
Yo lo tengo muy presente, pero es un lector ideal, no es ni una cifra de lectores, ni es mi vecina ni nadie que conozca. Tengo presente un lector con el cual pretendo dialogar, pues no entiendo eso de escribir para uno mismo; no lo digo como crítica, simplemente, no entiendo querer escribir para uno mismo. Yo escribo para un lector con el que converso todo el rato y, por esto, cuando releo una escena que acabo de escribir, intento ver si lo que he escrito se entiende desde fuera, tratando de ponerme en esa cabeza ideal del lector.
Antes definías España como país acomplejado, ¿es este carácter literariamente acomplejado el que lleva a no valorar, como has comentado en más de una ocasión, lo fantástico como género literario?
En España, muchas veces a lo fantástico se lo asocia con lo no literario, aunque creo que la cosa está cambiando a mejor. Aquí ha predominado realismo, aunque se ha practicado también lo fantástico, pero siempre desde los márgenes y, además, los autores que han practicado lo fantástico son más conocidos por sus obras realistas. Y subrayo que la literatura fantástica se ha hecho en los márgenes porque se ha hecho en gallego, de la mano de Álvaro Cunqueiro, y se ha hecho en catalán, de la mano de Joan Perucho. Estos dos autores son muy potentes, si España fuese otro país del que es, Perucho y Cunqueiro estarían en la misma línea de Borges, de Lorca o de cualquiera de los más grandes. Aquí, sin embargo, estos autores no han trascendido, al tener una literatura centralizada y realista, una literatura muy apegada a los hechos y muy comprometida con la realidad, debido, seguramente, a la Guerra Civil y de la posguerra. Si es cierto que habido autores que han conseguido mantenerse dentro de lo literario practicando lo fantástico, como José María Merino o Cristina Fernández Cubas, pero han tenido que pelear mucho por ello; en los últimos años las cosas han ido cambiando y, en parte, gracias a la labor de Merino y Fernández Cubas, hoy es más fácil hacer literatura fantástica sin que te infravaloren. Aun así, creo que el sector más duro de la crítica literaria todavía se resiste al género, aunque a nivel de escritores, son muchos más los autores que practican lo fantástico, principalmente porque somos muchos los escritores que nos hemos formado leyendo a autores y obras de género fantástico que antes no llegaban, nos hemos formado leyendo a los hispanoamericanos, a Borges, a Rulfo o a Cortázar, autores que no tenían ningún complejo con lo fantástico, y, además, hemos recibido todo el influjo de lo audiovisual.
¿Crees que el cambio en la percepción de la realidad tiene que ver con una nueva y puede que postmoderna relación con la realidad?
Lo que ha cambiado no es solo nuestra relación con la realidad, sino nuestro concepto de realidad. Antes se pensaba que la realidad era una y unívoca, las verdades con mayúsculas aun dominabas y, desde esta concepción que no permitía dos verdades, lo fantástico parecía algo absurdo, mera imaginación. Sin embargo, toda nuestra concepción de la realidad ha mutado con el tiempo y se ha hecho poliédrica; el relativismo científico ha abrazado todas las disciplinas a través de la postmodernidad, que tiene sus orígenes en grandes pensadores como Freud o Nietzsche. Al pensar la realidad llena de fisuras y vacíos, concedemos a la imaginación y, por tanto, a la ficción el estatuto de verdad; ahora la ficción puede ser imaginaria y cierta a la vez.
EL CULTURAL, 15/11/2016
Juan Jacinto Muñoz-Rengel: «En España hay muchos complejos con la literatura fantástica»
El escritor publica El gran imaginador o la fabulosa historia del viajero de los cien nombres (Plaza & Janés), un sentido homenaje a la literatura y a la imaginación, con humor y abogando por un sano mestizaje de géneros.
Por Javier Yuste.
Juan Jacinto Muñoz-Rengel (Málaga, 1974), autor de El sueño de otro (Plaza & Janés, 2013) y El asesino hipocondríaco (Plaza & Janés, 2012), acaba de publicar El gran imaginador o la fabulosa historia del viajero de los cien nombres (Plaza & Janés, 2016). Esta novela, ambientada en el siglo XVI y protagonizada por un estrambótico personaje que cuenta con una imaginación sin límites, empezó a dibujarse en la cabeza del escritor hace 14 años y desde entonces ha ido definiéndose y creciendo lentamente, contaminando y dejándose contaminar por otros proyectos, adquiriendo consistencia mediante una sesuda investigación y documentación. No en vano, el libro recorre una gran variedad de escenarios y culturas ya que Popoulos, como se llama el protagonista, se verá inmerso en un épico viaje que le llevará desde la Grecia otomana a conocer al pirata Barbarroja, a la Condesa Sangrienta, inspiradora del mito de Drácula; al creador del golem, antecedente de Frankenstein; y a Miguel de Cervantes nada menos que en la batalla de Lepanto. Así realiza Muñoz-Rengel un sentido homenaje a la literatura y a la imaginación, con humor y abogando por un sano mestizaje de géneros.
Pregunta.- Desde las primeras páginas se detecta un gran trabajo de documentación…
Respuesta.- El problema con este libro radica en que el personaje no para de moverse. Cuando ya tienes claro los detalles de un determinado escenario tienes que volver a empezar… De los 14 años que me ha llevado la novela casi todo el tiempo lo he empleado en documentarme y en diseñar la estructura. Los últimos tres años ya han sido de escritura pura y dura, con horario intensivo. Este último año empezaba a trabajar a las 5.30 de la mañana y acababa a las 11 de la noche, y así los siete días de la semana.
Pregunta.- ¿Qué sensaciones produce finalizar un trabajo tan intenso?
Respuesta.- Por un lado echo de menos a Popoulos, hemos estado juntos muchísimo tiempo. Es el personaje que tiene más carne de todos los que he podido inventar, el más real, el que tiene más encanto. Pero al mismo tiempo he acabado agotado, mal de salud incluso. Ni siquiera tengo fuerzas para sentirme liberado.
Pregunta.- ¿Cómo ha ido evolucionando con el tiempo la idea original de la novela?
Respuesta.- Fue creciendo su capacidad fabulosa. En su inicio la novela planteaba un diálogo con El Quijote. Miguel de Cervantes aparece desde las primeras páginas como personaje y se hace amigo de mi protagonista. Quería ver que ocurría si intentaba hacer algo modestamente parecido a lo que Cervantes hizo en su tiempo. Él no solo inventó la novela contemporánea, también cruzó un montón de géneros dentro del mismo libro y yo me cuestioné cómo podría un escritor moderno hacer algo parecido. Por eso en mi novela hay literatura de terror, pasajes de ciencia ficción…Y en el tono del narrador hay un componente de realismo mágico pero desde Occidente, desde el mediterráneo del siglo XVI. Todo este cruce es mi humilde homenaje a Cervantes, un genio anacrónico que se adelantó a todo el mundo.
P.- De ahí que aparezcan algunos de los mitos literarios modernos…
R.- La novela trata de revisar el origen de la ficción en Occidente en su estrecha relación con Oriente. Para ello había que indagar en las huellas que el Imperio Otomano, durante siglos de convivencia, ha ido dejando en nuestro imaginario en general, así como en el impacto de lo musulmán en la obra de Cervantes.
P.-¿Querías que coincidiera la publicación de la novela con el cuarto centenario del escritor alcalaíno?
R.- En realidad ha sido pura casualidad porque la idea la tuve hace mucho tiempo, pero sí es cierto que al final estábamos pendientes de que no se pasara la fecha.
P.- ¿Temía que esa mezcla de géneros se le fuera de las manos?
R.- La mezcla tiene muchos peligros. Por ejemplo no es habitual rondar lo fantástico en una novela que pretende ser muy veraz con la historia. Después está la extensión, la disparidad de tramas, personajes, escenarios… Hubo momentos en los que pensé que la novela iba a vencerme pero al final todo fue encajando.
Un escritor disparatado
P.- El libro sigue a una persona que tiene una imaginación sin límite. Esto le forzaba a ponerse a la altura del propio personaje.
R.- Además de todo el tema técnico, ése era el mayor reto de la novela. De alguna manera tienes que ejemplarizarlo y me veía obligado a dar rienda suelta a mi imaginación, a disparatarme. Me ha sido de gran ayuda recurrir a temas pasados, a mis otros libros o microrrelatos, a todas mis obsesiones. También hay mucha intertextualidad, me apoyo en muchos autores que son posteriores a Popoulos. Es un homenaje a la literatura de la imaginación.
P.- A lo largo de la novela también es complicado ver donde acaba la realidad y comienza la imaginación de Popoulos. ¿Están tan claros los límites entre una y otra?
R.- Es uno de los grandes interrogantes que plantea la novela. Entendemos el mundo a través de la imaginación. Una hipótesis científica es también ficcional, no podemos llegar a aprehender la realidad. A veces hay sistemas enteros que nos han servido durante siglos y de repente llega Einstein y tumba toda la teoría de Newton. Realmente no hay una separación entre realidad y ficción, hay un continuo con una graduación complejísima. Todo es ficción pero hay distintos grados de ficción.
P.- Por ejemplo…
R.- Yo creo que los demás tienen una conciencia como la mía, pero no deja de ser una hipótesis. Y creo en la ficción de mi identidad o en la idea de la muerte aunque nunca he estado muerto. Después hay ficciones que tienen una consistencia real como el merchandising sobre Drácula, que es un personaje de ficción. Y, por último, hay una ficción que está solo dentro de nuestra cabeza. En medio, en algún lugar a caballo entre uno y otro de estos niveles, está la historia de la literatura.
P.- ¿Cree que el mestizaje de géneros es el camino a seguir?
R.- La literatura está demasiado compartimentada en géneros y en ese reduccionismo es muy difícil evolucionar. El género policíaco se agota a sí mismo, pero la novela negra es algo mucho más amplio. Vemos como hoy da cabida a crítica social y a otro tipo de tramas… La fusión que dé lugar a cosas nuevas es la única manera de ampliar el horizonte literario del mañana.
P.- ¿Es la literatura española especialmente reacia a este tipo de ideas?
R.- En España hay muchos complejos con determinadas cosas, por ejemplo, con la literatura fantástica. Salvo autores muy puntuales, que van desde Cunqueiro hasta José María Merino, la mayoría de los escritores españoles han ignorado la literatura que está más entroncada con la imaginación y que los latinoamericanos han explotado tan bien.
P.- ¿Cuáles son los motivos para que esto sea así?
R.- La Guerra Civil provocó una fractura tremenda en nuestra literatura. Durante la posguerra no había posibilidad de evadirse. Lo único que parecía sensato era una literatura de compromiso que hablara de lo que estaba sucediendo, del sufrimiento de la gente, incluso a nivel político a pesar de la censura. Y eso lo hemos arrastrado durante mucho tiempo.
P.- Pero la literatura latinoamericana, más imaginativa, sí que caló en España…
R.- Sí, y cuando llegó se leía con admiración pero nadie era capaz de reproducirla porque la impronta de la literatura realista era muy fuerte. No cuajó en España hasta generaciones posteriores, que ya nacieron leyendo a estos escritores y a otros como Poe y Lovecraft, sin olvidarnos del influjo de lo audiovisual, donde es más habitual que haya anomalías extraordinarias y fantásticas.
El peligro de ser imaginativo
P.- A pesar de todo la imaginación también puede ser un don peligroso…
R.- Existe un rechazo generalizado a lo distinto. Las personas necesitan autoafirmarse y para ello tienen que defender su modo de vida. Si se enfrentan a algo muy distinto se sienten amenazados. En su infancia Popoulos hace algo distinto de lo que se espera de él. Los padres siempre esperan que sus hijos hagan lo de siempre, lo que está establecido. Si no es así puede haber un rechazo e incluso un intento de sabotaje.
P.- Hemos mejorado en ese aspecto cinco siglos después…
R.- A nivel de familia esto se va a seguir repitiendo probablemente durante toda la historia de la humanidad. Va a haber muchos hijos que no encajen dentro de sus familias, va a haber muchas personas que nazcan en un entorno hostil. ¿Cuántos Einstein habrán nacido en países que no le han facilitado la más mínima educación? ¿Y cuantos dictadores y asesinos? Hay todo tipo de personajes y vidas que no han sido pero que perfectamente podrían haberlo sido.
Culturamas, 16/06/2015
Cuestionario literario: Juan Jacinto Muñoz-Rengel
Ante todo nos vemos obligados a disculparnos ante Juan Jacinto Muñoz-Rengel, pues todo lo que aquí digamos resultará insuficiente ante su extensa obra narrativa, que va desde el relato a la novela y del género fantástico o, más apropiadamente, neo-fantástico a la novela negra más inclasificable y menos sometida, por su originalidad, a los preceptos genéricos. A pesar de las edades que los separan, junto Cristina Fernández Cubas, Juan Jacinto Muñoz-Rengel puede definirse como unos de los autor de relatos más representativo de las actuales letras españolas: como Cubas, Muñoz-Rengel hace del relato una mezcla de texturas narrativas que, si bien es cierto, se enmarca principalmente en el género de lo fantástico –no es de extrañar que tres de los mayores especialistas en dicho género como David Roas, Ricard García Garzón y Fernando Marías hayan contado con él en distintas antologías-, Muñoz-Rengel juega con la tradición literaria convocando desde Cervantes a Verne, de las narraciones entorno a inventos y artilugios mecánicos en los que, evidentemente, no puede faltar Doktor Jekyll y Mister Hyde, a Kafka, autor que, como ya insinuaba el siempre provocador Borges, bien podría definirse como un autor de literatura fantástica. Con El sueño del otro y El asesino hipocondríaco, Muñoz-Rengel exploró, para rehuir brillantemente de todo conformismo, la novela negra y en El libro de los pequeños milagros se enfrentó al microrrelato. De toda su extensa obra, sin duda el género del relato es el género que ha encumbrado a Juan Jacinto Muñoz-Rengel, de ahí que consideramos que dicha introducción no puede concluir sino recomendando De mecánica y alquimia: una serie de relatos que, desde la Toledo de los musulmanes hasta un tiempo futuro con tintes apocalípticos, establecen un paralelismo entre la magia alquímica, la mecánica y la ciencia y la ficción. En el fondo –y así se observa en dos recientes novelas: Tesla y la conspiración de la luz de Miguel Ángel Delgado y Te regalaré el mundo de Marta Fernández– la ciencia, rozando o perdiéndose en los meandros de lo fantástico, es una ficción más o, mejor dicho, toda ficción es la ciencia de la inventiva.
¿Cuál es su idea de felicidad perfecta?
La felicidad solo puede ser imperfecta.
¿Cuál es su gran miedo?
Morir sin magia.
¿Cuál considera que es la virtud más sobrevalorada?
La sinceridad.
¿En qué ocasiones recurre a la mentira?
Todos recurrimos a ella en cada momento. La única herramienta de la que dispone el hombre para construir su versión del mundo es la mentira. La ficción es el rasgo evolutivo que nos ha permitido la supervivencia, la adaptación, la comprensión de la realidad y la vida en sociedad. Pero si quieres ejemplos concretos de cuando miento: cuando pienso sobre mí mismo; cuando intento no hacer daño a los demás; en entrevistas como esta.
¿Se muerde la lengua antes de expresar determinadas opiniones por temor al qué dirán?
No, no por el temor al qué dirán. Aunque probablemente esto tampoco sea verdad.
¿Cuándo fue la última vez que tuiteó o publicó algún comentario en las redes sociales con plena libertad?
Es difícil saberlo, supongo que hace más tiempo del que me gustaría. Pero es que hablar de plena libertad es poner el listón muy alto.
¿Qué es para usted la libertad?
Otro imposible. Estamos condicionados por nuestras limitaciones físicas, perceptivas, intelectuales, y por nuestro intento de convivencia con los otros. En este sentido, cuando somos más libres es cuando estamos solos. Pero no podríamos llegar donde llegamos sin el esfuerzo conjunto.
¿Siente el ser una persona reconocida públicamente le resta libertad con respecto a la persona anónima?
Digamos que el grado de libertad de alguien con proyección pública está unos escalones por debajo. Hay más ojos vigilando, más personas a las que no disgustar y más peso en los actos.
¿Hablar y expresar públicamente opiniones políticas o silenciarlas?
No soy muy amigo de estar lanzando una opinión política cada treinta segundos, me parece algo agotador, para uno mismo y para los demás. Pero sí creo hay que hacerlo de tanto en tanto, cuando la ocasión lo requiere. En los últimos años ha habido bastantes ocasiones.
¿Activismo público o compromiso privado?
Me gustaría alcanzar un equilibrio entre ambos. Un equilibrio 30%, 70%.
¿Informarse o ser informado?
Por suerte o por desgracia, las circunstancias actuales nos obligan a informarnos activamente si queremos tener una mínima idea de lo que ocurre.
¿Qué es para usted y qué valor tiene la información?
Es la única fuente de la que disponemos para seguir construyendo nuestra idea del mundo. Por lo tanto, lo que acabará determinando cómo nos vemos a nosotros mismos, la percepción de nuestras vidas y nuestra forma de actuar en consecuencia.
La cultura, ¿cuestión de esnobismo o conocimiento transversal?
La sola posibilidad de que lleguemos a preguntarnos si la cultura es esnobismo es una señal de lo mal que hemos hecho las cosas.
¿Todo es cultura? O, mejor dicho, ¿qué no es cultura para usted?
En un sentido amplio, lo único que no es cultura es la herencia biológica, los genes y el instinto. En un sentido más específico, para mí no son cultura el fútbol, la prensa del corazón, los libros publicados por el famoso del día.
¿Sus referentes culturales son literarios, musicales, artísticos, cinematográficos…?
Debido a una incapacidad personal, no soy demasiado musical. Así que trato de suplir esa carencia apoyándome en todo lo demás, en la imagen y en lo narrativo especialmente.
¿Un autor para releer?
Siempre releo a Cervantes y a Kafka.
¿Un autor recién descubierto?
Mircea Cărtărescu.
¿Una película, una obra de teatro o un espectáculo recientemente visto y que no olvidará?
Birdman. Inclasificable y deslumbrante.
La creación, ¿un arte, una pasión o un oficio que se puede aprender?
Se puede aprender una buena parte, todo lo que tiene de oficio. Cuando superamos el límite de la artesanía y hablamos de arte, entonces es cuando el autor tiene que demostrar su talento. Por supuesto, el genio no puede aprenderse.
¿Todos podemos escribir un libro?
Sí.
¿Todos podemos publicar?
Sí.
¿Todos podemos ser artistas?
Absolutamente no. Ni mucho menos.
El éxito, ¿personal o profesional?
Es una pregunta que supongo que todos nos hacemos constantemente. El verdadero sacrificio estaría en ser capaz, cuando llegue el momento, de renunciar al éxito personal para que el profesional pueda consumarse.
El éxito, ¿fama, dinero, reconocimiento o no necesariamente?
¿Hablamos del éxito profesional? El reconocimiento del lector, que haya lectores aquí y allá que, individualmente, en sus dormitorios y en sus rincones de lectura, comprendan lo que he querido hacer y puedan llegar a disfrutarlo.
¿Cuál considera que es su gran logro?
Encontrar la compañera perfecta. Y mantenerla a mi lado.
¿Cuál es su lema?
Me he venido sin lema a la entrevista. Improvisaré uno: hacer aquello en lo que crees, hasta sus últimas consecuencias.
Punt de Llibres, CADENA SER, 22/02/2014
El autor entrevistado por Pilar Argudo a propósito de El libro de los pequeños milagros en el programa Punt de Llibres, de CADENA SER (a partir del minuto 9′).
Forum, EITB, 17/04/2013
El autor entrevistado por Begoña Zubieta a propósito de El sueño del otro en el programa Forum de la televisión autonómica del País Vasco.
HERALDO DE ARAGÓN, 25/09/2013
Por Antón Castro.
Cuestionar los límites de la realidad puede ser estimulante y divertido
Juan Jacinto Muñoz-Rengel (Málaga, 1974) es novelista, autor de ‘El sueño del otro’ y ‘El asesino hipocondriado’, y un apasionado de los microrrelatos. Este miércoles por la tarde, en compañía de Carlos Castán, presenta ‘El libro de los pequeños milagros’ (Páginas de Espuma) en la librería Cálamo de Zaragoza.
¿Qué, es para ti, un microcuento, cómo quieres que sean los tuyos?
El microrrelato es una historia mínima, una historia contada con el menor número de recursos pero tratando de conservar su máxima capacidad de expresión. Si no contara una historia, si no narrara, si no relatara, no sería un microrrelato; probablemente se encuadraría en algún género afín, sería un aforismo, un texto en prosa poética, pero no minificción. A mí me gusta concebir mis microrrelatos como semillas programadas para florecer en la mente del lector y retorcer con sus raíces sus entrañas. Como pequeños artilugios detonantes. Intento que mis relatos conmocionen de alguna manera, mediante una imagen, mediante un juego, una tragedia, un giro o una propuesta intelectual. Su objetivo es infligir alguna marca.
¿Qué diferencias habría entre un microrrelato y un cuento normal, a la manera de Chejov o Maupassant?
En un microrrelato no debería haber ningún elemento sobrante. Eso también se podría decir de un cuento respecto a una novela. Pero en los minicuentos aún hay menos cabos sueltos: el pensamiento ocioso de un personaje, una descripción que no sea estrictamente necesaria, una línea que podría haberse omitido, haría que un texto una misma página de extensión pasara a convertirse de un microrrelato largo a un cuento muy corto.
¿Como son los personajes de un microcuento?
En el microrrelato no se construyen grandes escenas, apenas hay diálogos y, en el mismo sentido, los personajes no tienen desarrollo. Los personajes no crecen ni hay evolución. Ni falta que les hace. Son personajes funcionales que están al servicio de la idea central sobre la que se pone la lupa y alrededor de la cual se da forma a la historia.
¿Cuál es la porción de acción, de suceso, que debe tener un microrrelato?
En realidad, hay un gran abanico de posibilidades, porque precisamente el microrrelato es un género muy versátil, cambiante, adaptativo y todoterreno. Pero se podría decir que la mayoría de las veces casi todo el microrrelato es idea, acción o suceso; todo lo demás son elementos accesorios, que están ahí al servicio de esa intuición que el autor ha pretendido atrapar, preservar y hacer llegar al lector.
Vayamos con tu libro. ¿Por qué ’El libro de los pequeños milagros’? ¿Ese título es una advertencia, un anuncio, una emboscada, un reclamo? ¿Cuáles serían los milagros?
Lo cierto es que el verdadero título no nos cabía completo en la cubierta, y aparece después, en una de las portadillas interiores. Es un título más largo que muchos de los microrrelatos del volumen y, por otro lado, habría dado bastantes quebraderos de cabeza a los libreros. Así que nos quedamos con la primera frase, que contenía esa palabra fundamental, ’milagros’. Me parecía que un milagro engloba todo lo que aparece en los textos de este libro, los sucesos fantásticos, los hechos sobrenaturales, los que transgreden las leyes de la naturaleza, aquellos otros que tienen una inclinación más surrealista, los de fondo metafísico e incluso, y más aún, los de inspiración teológica. No obstante, para reducir la connotación religiosa del término, ahí estaba el adjetivo ’pequeños’. Los pequeños milagros, con los que arranca la primera parte de este libro, son los milagros domésticos, esos milagros de andar por casa que nos rodean, y también esos acontecimientos microscópicos, celulares, víricos, cuánticos, que tanta importancia tienen en nuestras vidas sin que ni siquiera lleguemos a verlos.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que, dentro de su diversidad, es un libro muy unitario dividido en tres partes con algún eco científico e incluso cosmogónico. ¿Cómo armas tú un libro de microrrelato?
En efecto, como hice en su día con mis libros de relatos, quería que este nuevo libro de cuentos hiperbreves también tuviera unidad. Y el proceso para lograr esa coherencia interna es complejo: en primer lugar imaginé esas tres partes -’Urbi’, ’Orbe’, ’Extramundi’- que van, como muchos de los propios microrrelatos, de lo pequeño a lo grande, de lo micro a lo macro, de nuestros hogares y nuestras ciudades a las galaxias lejanas; después, una vez que eres consciente de esa estructura, diriges tu mente a cubrir posibles lagunas, lo que da lugar a un buen número de nuevas historias con temáticas concretas; la tercera parte del proceso es cribar y descartar aquellos textos que no encajan en la nueva forma del libro; y por último, el momento más difícil de todos es dar orden a los textos. El orden de lectura de los distintos microrrelatos puede cambiar sustancialmente, no solo las sensaciones del lector, sino incluso su significado.
¿Cómo se conjuga el binomio fantasía y escrupulosa realidad?
Es que esa combinación es para mí el aspecto más interesante de la literatura. Al menos, en esa frontera entre lo real y lo fantástico es donde se mueve casi todo lo que hago. Me parece que cuestionar los límites de la realidad puede ser algo a la vez estimulante y divertido. La fórmula, por otro lado, es muy sencilla. Se trata de recrear el contexto de nuestro mundo e inocularle el virus de la distorsión. Pero en este libro, cuando en la tercera parte viajamos a otros planetas, incluso en esos mundos lejanos se está hablando de nosotros, a través de las metáforas o por contraposición.
¿Qué importancia tiene para ti la paradoja? Todo el libro tiene mucho de paradójico, de efecto de los contrarios…
Este libro no puede entenderse sin las paradojas y las contradicciones. La contradicción está ya en la propia portada, con esa criatura mitad perro y mitad loro; en el título, al enfrentar lo milagroso con lo minúsculo; en la advertencia preliminar que te dice ’Esto no es un texto’ y mediante un primer microrrelato te introduce en un bucle infinito. Quizás ese sea el eje principal de ’El libro de los pequeños milagros’. Incluso en el orden del que antes hablaba está siempre presente esa alternancia de los contrarios, he tratado de barajar la historia de humor con la trágica, la denuncia social con la ficción especulativa, el juego lógico con el suceso violento. He evitado agrupar iguales para no saturar al lector, para que no esté alerta y en guardia, para refrescar su paladar una y otra vez.
¿Qué te ofrecen los bestiarios? ¿Qué buscas y qué quieres explorar con estos animales más o menos imaginarios?
Siempre me han fascinado los bestiarios. Aquellos bestiarios medievales, en los que se inventaban animales inexistentes en los inexplorados confines del mundo, y el moderno bestiario como género literario, el Monstruari fantàstic de Joan Perucho, por ejemplo, o el recopilado por Borges en El libro de los seres imaginarios. Me parecen capaces de contener enormes dosis de imaginación en muy poco espacio. Y a la vez, como hacen los dos autores mencionados, a lo puramente imaginativo también se le puede dar a veces un toque casi metafísico. No obstante, como el mundo se nos ha quedado muy pequeño, parte de mi bestiario he tenido que imaginarlo en otros mundos, y un tercio de mis criaturas posibles son alienígenas.
¿En qué medidas es, también, un libro de ’extraños seres’, título de un cuento?
En gran medida. Por eso, cuando me di cuenta de que tenía entre manos esa considerable cantidad de criaturas extrañas, estando ya el libro estructurado en tres partes, no quise desaprovecharlas y añadí un ’Índice para la confección de un bestiario’. Pensé, por otra parte, que era algo muy en consonancia con el planteamiento de todo el volumen como juego.
¿Qué relación existe entre tu obra narrativa y sus personajes con un libro como este?
Dadas las normas del género, que no permite construir ni desarrollar los personajes, hay poco de mis otros protagonistas en este libro. En cambio, creo que están todos mis temas. Un libro como este me ha permitido reunir todo mi imaginario, hasta el punto de que creo haber rellenado ciertos huecos, y que ahora se puede entender mejor la aparente distancia que había entre algunos de mis títulos publicados. Siento que ahora me he dibujado mejor en el conjunto.
¿Por qué están tan de moda ahora los microrrelatos? ¿Cuál es su singularidad en estos nuevos tiempos de ansiedad y vértigo tecnológicos?
Desde luego, el consumo frenético de información, la lectura rápida y los sintéticos formatos tecnológicos parecen apuntar hacia el consumo de textos mínimos. Pero no es oro todo lo que reluce y habría que matizar varias cuestiones. Por un lado, no creo que el microrrelato esté tan de moda, es conocido por vosotros los periodistas, por los autores, por los aficionados a la escritura y por un buen número de los lectores activos. Pero si preguntas en la calle nadie lo conoce. La novela sigue siendo la reina y soberana en las librerías y haría falta todavía mucho esfuerzo conjunto para que el lector de a pie descubriera el género. Por otro lado, me da mucho miedo la lectura ligera y superficial que están imponiendo las redes y el uso de las pequeñas pantallas.
¿Qué novedad ofrecen, qué conexión directa tienen con las nuevas tecnologías?
El microrrelato es una píldora multivitamínica, es un comprimido de literatura concentrada, y, en principio, ese es el tipo rendimiento rápido que busca hoy la gente. Desde luego, el microrrelato es ideal, por ejemplo, para el medio radiofónico, una pieza de minuto y medio puede ser escuchada con agrado y sin problemas por el oyente, y enriquece cualquier programa. También tiene la extensión perfecta para el post de un blog, para un comentario de Facebook, e incluso algunos, aunque pocos, caben en un tuit. Pero, insisto, el microrrelato en cuanto texto literario contiene varios niveles de lectura, necesita de un estado mental y también ser digerido durante un tiempo. Nada de eso lo están fomentado hoy las nuevas tecnologías. La calidad de la lectura también es importante.
Alma en las Palabras, 05/04/2013
Por Toni Montesinos.
ENTREVISTA CAPOTIANA A JUAN JACINTO MUÑOZ RENGEL
En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él el escritor estadounidense se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Juan Jacinto Muñoz-Rengel.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Si se refiere a un recinto cerrado, escogería un desván. Si hablamos de algo más grande, una biblioteca. Si en realidad preguntaba por una ciudad, Madrid si tuviera mar, Londres de proseguir el calentamiento global, o Nueva York si pudiera llevarme a los amigos. ¿Más grande? Un planeta preferiblemente con, además de hidrógeno y oxígeno, algo menos de gravedad.
¿Prefiere los animales a la gente?
Me encantan los animales. Aunque supongo que si de verdad los prefiriésemos a la gente seríamos todos unos misántropos y no habríamos llegado hasta aquí.
¿Es usted cruel?
No. Sólo con los personajes. Y dicen que, a pesar de las apariencias, no sienten nada.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo muchos conocidos. Bastantes amigos. Y un puñado de muy buenos amigos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La honestidad y la lealtad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Sí y no. Quiero decir, lo normal es que siempre te lleves desengaños. Pero con la edad, nuestra obligación es saber lo que podemos esperar de unos y otros amigos, repartir nuestras expectativas de una forma responsable, y no exigirle a nadie más de lo que nos puede dar. Así, las decepciones disminuyen.
¿Es usted una persona sincera?
Bastante. Teniendo en cuenta que la sinceridad absoluta es un tipo de trastorno y que la mentira nos ha permitido erigir la civilización.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo. Viendo buen cine o buenas series de televisión. Saliendo a conocer nuevos sitios en los que comer y beber, siempre bien acompañado.
¿Qué le da más miedo?
Morir sin magia.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Una sociedad que sabe lo que está mal, que es consciente de dónde están los errores y las injusticias, y que no hace nada para cambiarlo. Y, más en concreto, me escandalizan nuestros penosos políticos.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
De las muchas posibilidades que vas desestimando con el paso de los años ―la publicidad, la pintura, el diseño gráfico, la arquitectura, la política, la gestión cultural―, quizás mis ocupaciones más realistas, en las distintas etapas de mi vida, habrían sido por este orden: la enseñanza de la filosofía, la edición, la radio.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Mi experiencia me dice que practicar ejercicio físico es siempre causa de lesiones.
¿Sabe cocinar?
Me apasiona la cocina. Llevo más de veinte años cocinando a diario.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Joseph Merrick, el hombre elefante.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
«Proeza». Desde mi punto de vista, si algo puede salvar al hombre son sus actos de valentía injustificados, esas heroicidades insensatas, que en ocasiones lo llevan a poner en riesgo su vida, y que son casi lo único que podría hacernos pensar que nos está reservado un futuro mejor. O no. Qué más da eso. En cualquier caso, el acto heroico merece la pena en sí mismo.
¿Y la más peligrosa?
Depende del contexto. Cualquier palabra es susceptible de utilizada de forma perniciosa si se altera su contexto semántico. Por ejemplo, últimamente se viene haciendo esto con palabras como «Democracia» y «Constitución», ¿quién nos lo iba a decir?
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sólo en contadas ocasiones. Y nunca he pasado de la planificación preliminar.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
La izquierda. El progresismo. En contra de la democracia mínima, el fundamentalismo democrático y la partitocracia, y a favor de la democracia participativa.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
¿Una cosa? No lo sé, ¿algún instrumento de escritura? Ahora bien, si pudiera elegir vivir otras vidas, creo que elegiría ser un filósofo griego, o un aristócrata romano, o un conquistador, o un samurái, o un pirata. Casi todas vidas de acción.
¿Cuáles son sus vicios principales?
En algún momento del camino, hace tiempo, creo que olvidé cómo desconectar del trabajo. El resto de los vicios, por desgracia, por salud, los contengo.
¿Y sus virtudes?
Diré algunas sólo a modo de conjetura: la paciencia, la tenacidad, saber ponerme en el lugar del otro.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
El patio de recreo de mi infancia, balones de fútbol, bocadillos, la banda sonora de La Bola de Cristal, alguna borrachera, la negrura del mar nadando de noche, los pequeños edificios de la facultad de Filosofía, me vería a mí mismo sobre una tarima enfrentado a treinta pares de ojos expectantes, la sonrisa de mi abuela, Notting Hill, Oxford Circus, West Hampstead, espetos de sardinas asados en la playa, el zoco de Marrakech, todos mis dormitorios, los dos rascacielos simétricos de Barcelona, el olor de los libros, algunos sabores, las calles y las noches de Madrid, un aplauso, los ojos y la boca de Ada, la voz de Ada.
Cierta distancia, 10/04/2013
Por Miguel Sanfeliu.
CUESTIONARIO BÁSICO
1.- ¿Por qué escribes?
Supongo que en el germen de todo se encuentra un intento de explicación de mí mismo y de lo que me rodea. Es decir, la necesidad de dar una forma comprensible, y por lo tanto narrativa, a las grandes cuestiones en torno al yo, a la identidad, al mundo, a la vida y a la muerte. Escribir es una forma de vivir, de afrontar tus circunstancias. También es cierto que a estas alturas no sé si sabría hacer alguna otra cosa.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?
Cuando me encuentro metido de lleno en un proyecto, suelo escribir todo el día; aunque mis horas más productivas se han ido convirtiendo en las de las mañanas, así que he tenido que cambiar mis hábitos y comenzar a levantarme más temprano. Siempre escribo en el mismo orden que seguirá el texto, no me salto capítulos ni dejo nada a medio abocetar; es como si necesitara la seguridad de avanzar sobre una base firme, aunque luego acabe cambiándolo todo. Cuando termino de corregir en la pantalla un capítulo, o algún fragmento autónomo si es un cuento, lo imprimo y lo vuelvo a corregir sobre el papel, y así una y otra vez, hasta que a la última versión apenas consigo hacerle nuevas marcas. Te contaré un hábito más, que roza la manía: siempre empapelo las paredes de mi dormitorio con los esquemas de la última novela que estoy escribiendo, líneas argumentales, puntos de giro, índice de capítulos, diagramas de personajes y hasta retratos robots.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
En una primera aproximación, la mayoría de mis inquietudes se escoran casi siempre hacia los temas fantásticos. Son los motivos que sin duda más estimulan mi escritura. Pero dentro de esas anomalías de naturaleza extraordinaria en torno a las que se construye el género del realismo fantástico, me interesan sobre todo aquellas que dan lugar a implicaciones filosóficas, casi ontológicas: la naturaleza del yo, el doble, la reencarnación, el monstruo, los lugares imposibles, los objetos imposibles, las teorías del universo (el multiverso, los universos paralelos, los universos autocontenidos, las yuxtaposiciones de distintos planos de lo real), la naturaleza del espacio y el tiempo, los mundos futuribles, la metaficción…
4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?
Creo que el punto de vista es algo absolutamente esencial a la hora de contar. Con un enfoque erróneo se puede volver anodina la mejor de las historias y, al contrario, con un punto de vista original cualquier cosa es susceptible de convertirse en flamante materia literaria. Por eso, antes de empezar a escribir, siempre debo tener claro desde dónde abordaré el relato, cómo me introduciré en las circunstancias, cómo bucearé en la escena para mostrar unos u otros detalles, esta o aquella perspectiva. Hay que ser muy exigente con uno mismo. Siempre hay un planteamiento aún mejor que el que estás pensando.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?
Me temo que me encuentro entre los segundos. No sé si eso será algo malo o bueno. Pero hago muchos esquemas antes de empezar a escribir, tomo muchas notas, conozco en gran medida la historia antes de iniciarla y siento que necesito saber de antemano parte el camino. Mis ideas de partida suelen ser complejas, problemáticas, se mueven entre la lógica y la paradoja, y no sabría hacerlo de otra manera, o imagino que cualquier otra manera me obligaría a rectificar continuamente.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Muchos, sin duda. Entre otros se encontrarían Poe, Hoffman, Maupassant, Mary Shelley, Kafka, Lewis Carroll, Henry James, H.G. Wells, Lovecraft, Jorge Luis Borges, Bioy Casares, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Italo Calvino, Orwell, Huxley, Ray Bradbury, Philip K. Dick, J. G. Ballard, Stanislaw Lem, Kurt Vonnegut, Yasutaka Tsutsui o Etgar Keret. También citaré algunos escritores españoles actuales a quienes me siento cercano: José María Merino, Cristina Fernández Cubas, Ángel Olgoso, Carlos Castán o Félix J. Palma.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
El pasado mes de enero publiqué la novela El sueño del otro. En los primeros capítulos queda configurado el hecho imposible que dará forma a la historia: dos hombres se sueñan mutuamente. Dos hombres, que no se conocen entre sí, sueñan ser el otro cada noche, con todo detalle, sin deformación onírica, guardando todos los recuerdos de la vida de su contrario. Esta hipótesis me permitía, sin olvidarme en ningún momento de ofrecer una trama sustanciosa, explorar temas como la identidad personal, la relación con el cuerpo, las fronteras con el otro, la mortalidad y, en especial, preguntarme qué es la realidad, qué es verdadero y qué es falso. Hacía mucho tiempo que tenía pendiente escribir una novela que cuestionara la realidad como simulacro. No obstante, para mí el gran reto de todo este planteamiento ha sido acercarme a la historia desde una perspectiva realista, utilizando el ritmo y los mecanismos de la verosimilitud, lo que ha dado lugar a otra mirada y a un libro con otro tipo de vuelo.
EL PERIÓDICO, 16/04/2012
El autor entrevistado por Juan Fernández para el reportaje «La cocina de los libros» (con Álvaro Pompo, Fernando Savater, Juan Villoro, Juan José Millás, Clara Sánchez, Gonzalo Suárez, Caballero Bonald…), que integraría el suplemento especial del Día de Sant Jordi de El Periódico de Catalunya.
Canal Sur Televisión, 05/03/2012
Una entrevista en el programa Al Sur, presentado por Angustias García, en Canal Sur Televisión.
Conoceralautor.com, 06/02/2012
Conoceralautor.com le pregunta las razones por las que escribir a Juan Jacinto Muñoz-Rengel.
El Ojo Crítico, Radio Nacional de España, 25/01/2012
El autor entrevistado por Laura Barrachina a propósito de El asesino hipocondríaco, en El Ojo Crítico, Radio Nacional de España.
Lainformacion.com, 16/11/2009
ASÍ VIVE UN ESCRITOR DEL CUENTO
Muy pocos escritores pueden vivir de la literatura. Y cuando el autor se prodiga en un género literario menor –comercialmente hablando- como es el relato corto, la gesta tiende a la utopía. O no. Juan Jacinto Muñoz-Rengel (Málaga, 1974), autor de dos libros de relatos como “88 Mill Line” y “De mecánica y alquimia”, nos explica cuáles son los salvavidas de todo autor para vivir -literalmente- del cuento.
El autor malagueño nos ilustra cómo se puede comer de la literatura o de las actividades colaterales. Desde probar suerte en los miles de premios literarios de relatos disgregados por toda la geografía española, certámenes que van desde los 600 a los 30.000 euros de dotación, hasta la docencia privada en los talleres de escritura, las colaboraciones en los medios de comunicación o la coordinación de antologías. Así se vive del cuento.
EL MUNDO, 06/09/2007
OÍR PARA LEER, UN ASESOR LITERARIO EN LA RADIO
‘Literatura en Breve’ propone lecturas de calidad de lunes a viernes a las 17.35 horas
MADRID.- Decimos adiós a las vacaciones y empiezan la Liga, el colegio, el curso político. Volvemos al trabajo, a los atascos, a las horas muertas en el transporte público. Nos reenganchamos a la teleserie de turno, renovamos el bono de la piscina y, además de todo esto, si nos queda tiempo, empezamos a leer un libro.
Para que elegir un libro no sea como abrir un melón sin catar, para aquellos que odian perder el tiempo con una historia infumable que luego abandonarán en la estantería o para los que no se conforman con los ‘best-seller’ de moda está pensado ‘Literatura en Breve’, un microespacio de Radio 5 que propone lecturas de calidad para todos los públicos.
‘Literatura en Breve’ es una de las apuestas divulgativas de Radio 5 para la nueva temporada, en la que la emisora de noticias incrementará su atención diaria a la cultura con espacios nuevos y otros ya consolidados. Se emite a las 17.35 horas de lunes a viernes y, cada día, dedica sus cinco minutos de emisión a recomendar un libro, cuento o relato del que se lee un fragmento representativo para invitar a la lectura de la obra.
Juan Jacinto Muñoz-Rengel, escritor y responsable de ‘Literatura en Breve’, realiza una cuidada selección de las lecturas recomendadas para que el lector no termine renunciando al cabo de las primeras páginas. «Me gusta leer todo aquello de lo que hablo en el programa para que cuando la gente vaya a la librería y se gaste el dinero, al final no se decepcione. Intento buscar esos textos con cierta calidad literaria que van a funcionar con casi todo el mundo», asegura el presentador de ‘Literatura en Breve’.
Sin ser un espacio exclusivamente dedicado al relato corto, Muñoz-Rengel explica que con ‘Literatura en Breve’ trata de «hacer hincapié o señalar los libros de relatos, la novela corta y todas esas lecturas que encajan mejor en el formato del programa», donde en muy pocos minutos se intenta divulgar la literatura a través de la radio. La fórmula ha gustado tanto en RTVE que el programa’El Ojo Crítico’ de Radio 1 ha decidido incorporar a su equipo al ‘asesor literario’ de Radio 5.
Muñoz-Rengel defiende el relato como género literario y asegura que en España hay un auge del cuento o literatura breve. «Creo que el relato corto ha estado relegado durante mucho tiempo en favor de la novela. Parece que el que no escribe novela no escribe, cuando ha habido muchos autores que sólo han escrito relato corto y están en la historia de la Literatura Universal. Como el tan nombrado Borges y tantos otros que no han necesitado escribir una novela. Ahora mismo yo creo que en España se están escribiendo muy buenos cuentos y hay editoriales especializadas».
En ‘Literatura Breve’ tienen cabida todo tipo de lecturas: revistas con trabajos de creación literaria, libros de relatos, novelas cortas, obras de literatura fantástica y ciencia-ficción e incluso literatura juvenil o infantil, «para los hijos de los oyentes», aclara el escritor-locutor.
Muñoz-Rengel, que con sólo 33 años ha ganado ya más de 50 premios de relatos nacionales e internacionales, pretende que ‘Literatura en Breve’ sirva de plataforma para escritores jóvenes o poco conocidos. «Además de clásicos del género y rescatados, propongo obras de autores jóvenes de todas las nacionalidades».
Para los que aún no hayan escuchado ‘Literatura en Breve’ y no sepan qué libro empezar este otoño, Muñoz-Rengel les recomienda algunos títulos. ‘Solaris’, la obra de ciencia-ficción de Stanislaw Lem, ‘Buenos días, tristeza’, la obra maestra de la precoz Françoise Sagan, ‘La Paloma’, del autor de ‘El Perfume’ Patrick Süskind, o el clásico de la literatura estadounidense ‘El guardián entre el centeno’, de J.D. Salinger, son algunas alternativas que nos propone el programa.
EL OJO CRÍTICO, Radio Nacional de España, 09/08/2007
El autor entrevistado por Paloma Zuriaga a propósito de su trayectoria como autor, en El Ojo Crítico de Radio Nacional.
Europasur, 11/05/2007
LA ASOCIACIÓN GUADALMESÍ HACE PÚBLICO EL FALLO DEL VIII PREMIO DE RELATO CORTO DE TARIFA
La Asociación Cultural Guadalmesí de Tarifa hizo ayer público el fallo del VIII Premio de Relato Corto Guadalmesí. Reunido el consejo de redacción de dicha publicación, decidió conceder el premio de esta edición al relato «La perdición de Dédalus», del escritor malagueño, residente en Madrid, Juan Jacinto Muñoz-Rengel, que recibirá la placa conmemorativa y los 1.000 euros del premio, copatrocinado por la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar y por el Ayuntamiento de Tarifa.
Al certamen han concurrido un total de 297 obras de toda España y de otros países. Dada la calidad de muchos de esos relatos presentados, el jurado ha decidido conceder varios accésit para distinguir así a los finalistas, que son los siguientes: «La niña Candela», de Juan Carlos Llanos (Valladolid); «Pasión y muerte de Zacarías Tóvez», de Fernando Flórez Fernández (Grado, Asturias); «Isabela», de Mario Ocaña Torres (Algeciras, Cádiz); «Nuestro pequeño mundo», de Félix J. Palma (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz), y «Los que están afuera», de Horacio Daniel Convertini (Buenos Aires, Argentina).
Todos estos trabajos, junto con el ganador, serán publicados en un libro que constituirá el próximo número de la colección Guadalmesí, y que verá la luz próximamente. En dicho acto se procederá a la entrega de premios y está previsto que se haga un homenaje a la memoria de Fernando Villanueva.
Juan Jacinto Muñoz-Rengel es escritor y profesor en la escuela de literatura Fuentetaja de Madrid. Dirige el programa de RNE 5 «Literatura en Breve».
La Ventana, CADENA SER, 06/01/2006
El autor entrevistado por el escritor Juan José Millás y la presentadora Mamen Mendizábal, en el programa La Ventana, con motivo del Premio de Relatos para Leer en el Autobús.
Agencia EFE, 15/02/2005
MUÑOZ RENGEL GANA EL PREMIO DE RELATO BREVE DEL ATENEO DE CÓRDOBA
El escritor malagueño Juan Jacinto Muñoz-Rengel ha resultado ganador del IX Premio de Relato Breve del Ateneo de Córdoba, por un relato imaginativo, onírico y casi epifánico. Los accésit del concurso, patrocinado por la Diputación de Córdoba, han correspondido a la francesa Jacqueline Olivier y a Javier Vázquez Losada, de Orense.
El jurado estuvo formado por Ana Padilla, Balbina Prior y Antonio Varo Baena y al premio concurrieron 124 trabajos procedentes de España, Ecuador, Guatemala, Cuba, Francia y Siria.
El mismo jurado otorgó los premios del V Certamen provincial de Narrativa Juvenil, cuyo ganador José Manuel Blanco López, y los accésit correspondieron a Araceli Heras Ruiz-Canela y Lorenzo López Cruzado.
EL PAÍS, 25/11/2004
TERESA BROSETA GANA EL PREMIO DE CUENTOS MIGUEL DE UNAMUNO
EL MALAGUEÑO JUAN JACINTO MUÑOZ GALARDONADO CON EL PRIMER ACCÉSIT
El Director de la Real Academia de la Lengua Española, Víctor García de la Concha, como presidente del jurado del XL Premio Internacional de Cuentos Miguel de Unamuno, entregó ayer en Salamanca los galardones de esta edición.
La autora valenciana Teresa Broseta Fandos resultó ganadora ayer, por su obra ‘La última función’, de la cuadragésima edición del Premio Internacional de Cuentos Miguel de Unamuno, que convoca Caja Duero y que está dotado con 6.000 euros. El malagueño Juan Jacinto Muñoz-Rengel recibió el primer accésit del certamen (3.000 euros) por su cuento ‘La ciudad diminuta’.
La obra de Broseta Fandos, autora de varios libros, aunque agente de la Función Pública de profesión, resultó elegida la primera entre los veinte finalistas de una edición a la que se presentaron un total de 1.147 cuentos procedentes de países de todo el mundo y en la que «el nivel general fue claramente superior al de años anteriores», según el presidente del jurado García de la Concha. Del segundo cuento premiado, del escritor malagueño Muñoz-Rengel, García de la Concha destacó su poder visual casi de guión cinematográfico, y sus juegos de palabras de dobles y triples lecturas.
La cuadragésima edición también destacó por la variedad de temas y planteamientos, añadió el director de la RAE, al que acompañaron en el jurado expertos de distintas Universidades y representantes de medios de medios de comunicación de Castilla y León.
HOY, Diario de Extremadura, 20/11/2004
JUAN JACINTO MUÑOZ Y JAVIER VÁZQUEZ, GANADORES DEL CERTAMEN DE RELATOS GRAN CAFÉ
El jurado del II Certamen Nacional de relatos breves del Gran Café de Cáceres hizo público ayer el fallo de esta edición, en la que Juan Jacinto Muñoz-Rengel, con ‘Bestiario secreto en el London Zoo’ y en categoría de menores de 30 años, y Javier Vázquez Losada, en la de más de 30 con ‘No sé qué pinta el corazón en todo esto’, han sido los ganadores.
Luís Mateo Díez, presidente del jurado, destacó la calidad de los cerca de los 90 trabajos presentados y de los 11 finalistas, al mismo tiempo que expresaron la satisfacción por «la calidad media de los cuentos presentados, donde hemos podido comprobar un nivel francamente interesante pese a que haya habido unanimidad con los ganadores».
Fantasía y misterio
En cuanto a la temática de las obras ganadoras, Mateo Díez señaló que «mientras que ‘Bestiario secreto en el London Zoo’ es un relato de fantasía muy bien escrito y con gran capacidad de asombro, en ‘No sé que pinta el corazón en todo esto’ lo que se cuenta es un relato de misterio, también con grandes dosis de sorpresa».
Juan Jacinto Muñoz-Rengel es natural de Málaga, doctor en filosofía especialista en Ciencias Cognitivas, codirector de la revista ‘Estigma’ y columnista en el suplemento Papel Literario del ‘Diario de Málaga’.
Del otro ganador, Javier Vázquez Losada, únicamente se conoce que es de Madrid.
Diario del AltoAragón, 26/02/2004
JUAN JACINTO MUÑOZ RENGEL GANÓ EL PREMIO DE NARRACIÓN CORTA MULTICAJA
El jurado de los premios literarios que convoca MultiCaja ha hecho público ya su fallo para esta edición. En la convocatoria de Narración Corta el primer premio (3.000 euros) ha viajado hasta Málaga y ha recaído en Juan Jacinto Muñoz-Rengel (Málaga), con el relato «El desván de Thomas Carlyle».
Además de escritor, ha ejercido como profesor de Filosofía de bachillerato y como profesor y articulista freelance en Londres. Actualmente, es director pedagógico de Uniactiva – Universidad Abierta Interactiva. Además es codirector de la revista Estigma, ha sido columnista de Cibersur, del suplemento Papel Literario del Diario de Málaga, y de la agencia European Press Network (París).
Muñoz-Rengel ha sido finalista del Premio Andalucía Joven de Novela y del Premio Internacional de Relatos «Hucha de Oro», y entre muchos otros ha sido galardonado con los premios «Dulcinea», «Ciudad de Málaga», «Fernando Quiñones», «Villa de Benasque» y con el Premio Internacional de Cuentos «La Felguera».
El ganador del segundo premio ha sido el zaragozano Francisco Javier Vázquez Ezcurdia, con su obra «La novia del destino (que apareció un buen día escondido entre las babas de un calamar)».
El jurado, compuesto por los profesores Teresa Ramón Jarne, José Domingo Dueñas Lorente, Francho Nagore Laín, José Ángel Sánchez Ibáñez, Rosa Tabernero y José Luis Jiménez Herezo, decidió otorgar dos menciones especiales por la calidad de sus trabajos al oscense óscar Sipan, con el relato «Teatro Ambulante Tramasaguas», y la zaragozana Celia López Tello, con el relato «Audrey».
Diario de Cádiz, 23/01/2003
Juan Jacinto Muñoz-Rengel, de Málaga, y David Eloy Rodríguez Ramajo, de Cáceres, han sido los ganadores de las modalidades de relato y poesía, respectivamente, del IV Certamen Nacional Fernando Quiñones, fallados a principios de esta semana.
Muñoz-Rengel logró el primer premio de relatos -dotado con 1.000 euros- con la obra La perla, el ojo, las esferas. El segundo premio, dotado con 700 euros, fue para Enrique Edgar Rodríguez Garret, con domicilio en Madrid, por el cuento Lo que hicimos, por vosotros y por nosotros. Por último, el jurado -compuesto por la redactora de DIARIO DE CÁDIZ Aida R. Agraso y por los escritores Félix J. Palma y Rafael Ramírez Escoto- otorgó el tercer premio, dotado con 500 euros, al relato titulado El mago, de Oscar Sipán Sanz, de Huesca. El premio de 200 euros al gaditano mejor clasificado fue para Juan Antonio Villanueva Balbuena, de El Puerto de Santa María, por Con jamón, por favor.
Por otra parte, el jurado del premio de poesía, integrado por Pilar Paz Pasamar, José Manuel García Gil y Alejandro Luque, otorgó el primer premio a la poesía titulada La mariposa y la muerte, de David Eloy Rodríguez Ramajo. El segundo premio fue para Poema a medias, de Isabel Lora Valero (Sevilla), y el tercero para Huecos, de José María Gómez Valero, también de Sevilla. El premio al gaditano mejor clasificado fue para Lista de bajas y otras.
ONDA CERO, 30/04/1998
El autor entrevistado por el escritor Guillermo Busutil en Onda Cero.