LIBROS DEL AÑO 2009 - Revista El Ciervo
Perturbaciones (Antología del relato fantástico español actual) de Juan Jacinto Muñoz-Rengel (Salto de página): Las malas antologías confirman; las buenas, descubren. Perturbaciones revela que, aunque lo fantástico nunca ha gozado en España de demasiado prestigio, el género se halla hoy en plena efervescencia; que autores nacidos en los sesenta y setenta han cogido digna e inquietantemente el relevo de veteranos consagrados como José María Merino o Cristina Fernández Cubas; que, más allá de diferencias estilísticas y generacionales, muchos escritores actuales conciben lo fantástico como un medio de cuestionar nuestras certezas epistemológicas. Espectros, dobles, mundos paralelos, metempsicosis, resurrecciones: hay vida más allá del realismo.
Por Alejandro Luque.
El mercado y la crítica no se habían enterado hasta hace poco, pero son ya muchos los años que el relato corto en España lleva viviendo una larga primavera sin la menor sospecha de provisionalidad. En el campo concreto del relato fantástico, este florecimiento no debe extrañar si consideramos el peso de una tradición que va de Bécquer a Fernando Quiñones, pasando por las inacalculables riquezas de la veta hispanoamericana: un siglo largo de prodigios que forzosamente debía seguir creando escuela.
En esta antología de Muñoz-Rengel vuelve a ponerse de manifiesto ese vigor sostenido, con un amplio abanico de 26 autores que comprenden casi tres generaciones, desde José María Merino (1941) a Miguel Ángel Zapata (1974). Aunque, como siempre en estos casos, cualquiera puede ceder a la tentación de lamentar ausencias o denunciar inclusiones arbitrarias, pocos podrán cuestionar los méritos de gente como Fernández Cubas, Juan Pedro Aparicio, Igncio Martínez de Pisón, Fernando Iwasaki, Pedro Ugarte, Carlos Castán, Miguel Ángel Muñoz, Félix Palma o Luis Manuel Ruiz.
Selección naturalmente heterogénea, hay en la mayoría una voluntad de no abusar de fenómenos sobrenaturales y criaturas inverosímiles. Por el contrario, el asombro suele brotar de contextos familiares y cotidianos, en los que se deslizan uno o varios elementos difíciles de asimilar con las herramientas de la lógica. Perturbaciones, eso son, alteraciones del orden racional, anomalías o distorsiones de la realidad.
Otro de los escasos puntos en común de casi todos los antologados es el modo en que unos y otros guiñan a sus referentes literarios, y que no pocas veces raya el homenaje. Poe y Kafka compadecen asiduamente en estas páginas; tampoco les son extraños Borges y Cortázar, y a partir de ahí se hacen más o menos visibles otras figuras, ya sean Carver, Italo Calvino o Roald Dahl. A ratos da la sensación de que la literatura fantástica actual, sintiéndose derrotada por el imbatible espectáculo del cine o los videojuegos –o acaso sabiendo que juega en otra liga-, busca su espacio en ese ámbito de referencias librescas, metaliterarias diría alguno, para hacerse fuerte y competitiva a la hora de reclamar la atención del público.
En la asimilación que cada autor ha hecho de la herencia literaria reside uno de los encantos primordiales de este libro, pero también una de sus intermitentes flaquezas. Si el escritor se somete demasiado a los dictados tradicionales, si no se libera de los más rígidos cánones del género, acabará dejando al lector, como sucede en muchos pasajes de Perturbaciones, con la sensación de haber visto o leído una historia similar en alguna parte. Se dirá que ése es el peligro de toda la literatura, y es cierto. Pero, ¿cómo no exigir al relato fantástico, precisamente, el máximo rendimiento de la imaginación, la máxima rebeldía ante lo ya conocido?
La Comunidad Inconfesable, Noviembre 2009
Por Leonardo Valencia.
“El escritor fantástico es un francotirador epistemológico”, señala el recopilador de Perturbaciones. El propósito de esta antología radica en el inclusivo criterio de selección -españoles y latinoamericanos, con desproporción para los últimos- y en la continuidad de autores que sostienen el género fantástico más allá de esta ocasión, como Merino o Barceló. Recomendable antología para descubrir a autores como Miguel Ángel Muñoz o David Roas y, por otra, un testimonio de la urgencia de renovar la escritura fantástica en casos como el de Martínez de Pisón, que aporta, más que un descubrimiento, un prestigio remoto en un registro abandonado.
Perturbaciones. Antología del relato fantástico español actual. Edición y prólogo de Juan Jacinto Muñoz-Rengel. Editorial Salto de Página, Madrid, 2009, 375 pp.
Revista Ariadna, Otoño 2009
Por Álvaro Muñoz Robledano.
En España no se leen cuentos. Este axioma, ya clásico, es tan irrebatible como increíble. Basta con acercarse a una librería y preguntar; seguramente recibirá un suspiro melancólico por respuesta (doy cuenta de una excepción: la librería Tres Rosas Amarillas, en Madrid, empeñada en contradecir a quienes sostienen que dedicarse a la venta de narrativa breve es una elegante manera de suicidarse). La suerte de los cuentistas es aún más triste que la de los poetas. Para ellos suelen ser las migajas de un banquete en el que por derecho propio, y en la mayoría de los casos, deberían presidir la mesa. La pelea de los escritores de cuentos y de sus editores ha sido épica, empeñados en corregir una situación absurda e injusta, en arrancar a los lectores la venda de novelas con la que se taparon los ojos hace tanto. Por fortuna, la situación parece estar cambiando; el relato corto comienza a llamar la atención, a causa, en mi opinión, del asentamiento de la literatura en la red, del surgimiento de las revistas digitales que marcan una alternativa a los cauces tradicionales, con mayor posibilidad de difusión que las maravillosas (y casi desaparecidas) revistas en papel, y que han permitido al texto recuperar su independencia fuera de los corsés que el libro como formato impone.
Ahora, la editorial Salto de Página ataca al tópico anteriormente citado y a otro que jura que la literatura española es realista, y que ha contemplado lo fantástico (en realidad, cualquier literatura de género) como una extravagancia impropia de nuestro carácter. El ataque termina con la apabullante victoria de la editorial y de los autores escogidos. Desde el prólogo de Muñoz-Rengel, lúcido, irónico y brillante, en el que ya anuncia lo que exige cada uno de los relatos del lector: que lea, que recoja su inteligencia y la emplee, y que disfrute al compartir este catálogo de mundos alterados. Por supuesto, los temas del género fantástico son limitados (el doble, el viaje en el tiempo, la aparición…); los temas de la literatura son pocos. No nos sorprende un desenlace que hemos leído en otras ocasiones, pero sí el pulso con que el relato se bombea a sí mismo hacia ese desenlace, hacia la duda sobre su imposibilidad, como nos sorprende el cuchillo en que se ha transformado el lenguaje para seccionar la realidad a la que acecha durante unas pocas páginas; de un sólo tajo, rápido, sin desmayos, sin desgarros.
No destacaré a ningún autor de los aquí recogidos. Faltan, por supuesto, pero no sobra ninguno. Salto de Página nos ha dado un aviso, si no el primero, sí uno de los más claros: de nuevo tenemos relatos junto a nosotros, y nos están desafiando.
Todo lo demás son excusas.
Diario de Cádiz, 01/09/2009
Del gusto por las letras perturbadas
Por Marian Womack.
La impresión que obtendrá el lector tras leer estas perturbaciones será la de recuperar un género que, se nos ha repetido hasta la extenuación, se encuentra poco cultivado.
Esta acertada colección sin duda rebatirá tal idea: la selección de Juan Jacinto Muñoz-Rengel demuestra no sólo el excelente estado de la literatura fantástica, sino la evidente superioridad en su ejecución por la generación que define la literatura del futuro —Oscar Sipán, David Roas, o la recién llegada y ya imprescindible Patricia Esteban—. Los dos relatos que sobresalen pertenecen, además, a dos jóvenes escritores andaluces: Félix J. Palma y Luis Manuel Ruiz.
La colección se abre con un prólogo elegante y preciso de Rengel, que aporta por vez primera una clara definición del género fantástico, confrontándolo con otros limítrofes, como la literatura de terror o la novela de fantasía épica. Aunque no deja de ser algo irónica la necesidad de aclarar con precisión las coordenadas de un género que, precisamente, se nutre de la ambigüedad, de las zonas grises, de la inquietante falta de precisión del mundo, es cierto que resulta el entrante más adecuado para su disfrute. En efecto, los relatos que siguen las premisas marcadas por Rengel son sin duda los más afortunados.
La impresión final es que, con alguna excepción obvia —Pilar Pedraza, Cristina Fernández Cubas— la calidad del libro va en aumento conforme nos vamos acercando a los nuevos autores. Aun así, la selección de esta antología del relato fantástico español no acaba de ser redonda.Se echan de menos notables ausencias, como la de Andrés Ibáñez, y no se entiende la inclusión de Laura Freixas, una escritora que se ha convertido en la máxima representante de la novela realista-romántica para mujeres, y que no ha cultivado en especial, o demostrado conexión alguna, con la literatura fantástica.
La tormenta en un vaso, 17/07/2009
Por Julián Díez.
Las evidencias se acumulan para denunciar una falacia largo tiempo sostenida: la literatura española tiene cabida para los géneros fantásticos. Al reconocimiento absoluto de la obra de dos escritores capitales como José María Merino y Cristina Fernández Cubas, se va sumando la incorporación progresiva de Elia Barceló, Félix J. Palma o Pilar Pedraza al mercado editorial masivo.
Viene este volumen, por tanto, a suponer un nuevo jalón en un proceso imparable, al que ya contribuyeron previamente los trabajos de Juan Molina Porras (Cuentos fantásticos en la España del realismo, Cátedra) David Roas y Ana Casas (La realidad oculta. Cuentos fantásticos españoles del siglo XX, Menoscuarto). A diferencia de esos volúmenes plagados de nombres indiscutibles, éste apuesta por autores vivos y en plena producción; entre todos ellos conforman un retrato desmitificador y convincente de la literatura española del último siglo.
También es, por tanto, un ejercicio algo más arriesgado. A riesgo de no conocer lo suficiente la obra de algunos de los seleccionados más jóvenes como para considerar su “representatividad”, lo que sí hay que decir a favor del trabajo de Muñoz-Rengel es que la práctica totalidad de las historias seleccionadas son convincentemente buenas, y se defienden por sí solas.
Personalmente, destacaría los trabajos incluidos de Pilar Pedraza, con el terror directo pero elegante de Balneario; Cristina Fernández Cubas, siempre tan inquietante y sutil como en este La mujer de verde; Norberto Luis Romero, en el evocador Capitán Seymour Sea; y Félix Palma, con el sutil juego, de origen cienciaficcionero, que plantea en Venco a la molinera. No conozco en detalle —y me propongo remediarlo de inmediato— la obra de Carlos Castán, de la que si El andén de nieve es un ejemplo representativo, sólo puedo esperar delicias.
En el debe de la antología sólo cabe reseñar un cierto aroma monocorde. La literatura fantástica es un campo mucho más amplio en potencial que la realista, pero Muñoz ha elegido la fantasía cotidiana como cimiento de casi cada relato escogido. Es la vertiente literariamente más consolidada del género, la que ha ofrecido mejores resultados a la literatura en lengua castellana desde que Julio Cortázar la consagrara más allá de toda duda, pero no es la única. Sin acceder a territorios más alejados como el de la ciencia ficción —por cierto que, aunque el antologista dice que no la tocará, hay cuentos con extraterrestres y universos paralelos—, alguna representación de la literatura maravillosa, o de historias entroncadas con las tradiciones legendarias españolas, podría haberse agradecido para ofrecer un panorama más rico.
Quede pendiente, tal vez, para otro volumen esa recuperación, así como una mayor presencia —muy deseable— de los autores que están practicando este género “desde dentro”, en el campo de las publicaciones especializadas, con autores que se aprestan a dar el mismo salto de Barceló o Palma, como es el caso de Santiago Eximeno, Marc R. Soto, José Antonio Cotrina o Alfredo Álamo.
NOTODO.COM, Julio 2009
Por María Cereijo.
Perturbar (Del lat. perturbāre).
1. tr. Inmutar, trastornar el orden y concierto, o la quietud y el sosiego de algo o de alguien.
Inquietantes en ocasiones, sorprendentes a veces y perturbadoras siempre, así son las historias que componen la antología que nos ocupa. No esperen ustedes encontrar elfos, magos, orcos o escobas voladoras, pero sí elementos que rompen los límites de lo racional y de lo cotidiano retando al intelecto del lector. Una nómina de 26 autores perturbadores, que no perturbados (al menos eso creemos) aparecen en este libro auspiciados por su editor y antólogo, Juan Jacinto Muñoz-Rengel, empeñado en demostrar la buena salud del relato en España. Lo mejor de todo es que lo consigue. Organizado con criterio cronológico, la obra muestra una panorámica de tres generaciones: la primera, a la que pertenecen los decanos del género, como José María Merino o Cristina Fernández Cubas; una segunda generación que incluye nombres como Ángel Olgoso o Manuel Moyano, y un último grupo de escritores nacidos en los 70 que, si bien algunos menos conocidos, pronto dejarán de serlo tomando el testigo de los anteriores. Entre ellos se encuentran nombres como los de Félix J. Palma, Óscar Esquivias o Miguel Ángel Zapata. Algunos autores se ‘cuelan’ por derecho propio con microrrelatos de excelente maestría, como es el caso de los de Juan Pedro Aparicio, Fernando Iwasaki y Miguel Ángel Zapata.
Perturbaciones es un texto mimado, desde la cuidadosa selección de autores y textos hasta el refrescante y magnífico prólogo —plagado de toques de humor, no se diga que lo sesudo y filosófico está reñido con la diversión— en el que se aventura a dar una definición de lo fantástico, pasando por el diseño y la edición. Es una grata sorpresa encontrarse un libro actual sin errores gramaticales o léxicos de esos que nos hacen pasar últimamente por erratas, cuando no lo son. ¿Dónde se han metido los correctores de estilo? Bueno, esa es otra historia, que también perturba a algunos. En definitiva, adéntrense este verano en estas páginas, pongan a buen recaudo su escepticismo y permitan que estas vetas de ficción resquebrajen su realidad. ¿Quién no ha querido o temido que un sueño se hiciese realidad? ¿Alguno de ustedes nunca pensó en pedirle cuentas a Dios? ¿Y si vagara entre sus familiares y amigos sin darse cuenta de que hace tiempo dejó de pertenecer al mundo de los vivos? Son historias cotidianas como otras cualquiera y cuando se acostumbren a ellas, si una mañana se despiertan y notan que su espalda está dura como un caparazón, quizá ya no se sorprendan tanto.
HERALDO DE ARAGÓN, De reojo, 15/06/2009
Unos escritores fantásticos
Por Sergio del Molino.
Me dicen algunas vocecillas que este blog es demasiado elevado, que hay que ver qué estupendo me pongo a veces. Así que empezaré el artículo de hoy aclarando el ‘conceto’, en atención a aquellas meninges que todavía no hayan sido activadas por la cafeína. Esta vez, la cosa va de literatura fantástica, pero vaya por delante que la literatura fantástica que se antologa en Perturbaciones nada tiene que ver con la que en las grandes cadenas de librerías viene etiquetada como tal. Aquí no hay runas élficas, ni enanos con hachas ni brujas malvadas. Lo fantástico aquí es lo que rompe las normas de la lógica. Como si te llamaras Gregor Samsa y te despertaras siendo un insecto. O como si encontrases, en un sótano de Buenos Aires, un aleph. O como si fueras paseando por la Gallerie Vivienne de París y aparecieses al segundo siguiente en el Pasaje Güemes, también en Buenos Aires.
En fin, no sé si me vais siguiendo.
Voy a dar por hecho que sí. Asumiré el riesgo.
La cosa va de quiebros, de perturbaciones. Tú estás tan pancho, creyendo que las cosas son como te las han explicado en la escuela: sabiendo que si tiras una tiza al suelo, esta, simplemente, caerá al embaldosado por la acción de la gravedad sin transformarse en luciérnaga ni en una puerta que da al ayuntamiento de Bruselas en 1753. El cuento fantástico, para serlo, necesita un quiebre irracional y sin explicación. Y no importa que no la tenga: el protagonista, el narrador y el lector no se sienten perturbados por lo absurdo e ilógico de lo que sucede en la historia, no tratan de comprender el misterio, sino que tiemblan por las consecuencias de ese quiebro, que suele suponer -o, al menos, lo intenta-, un cuestionamiento radical del mundo burgués en el que vivimos aborregados. Esa es la perturbación que persigue el relato fantástico, que nos den ganas de despedirnos del trabajo y de divorciarnos para vagabundear por ahí. Lo diré con palabras de Cortázar: “Solo viviendo absurdamente se podrá romper alguna vez este absurdo infinito” (paréntesis para rezagados: el absurdo infinito es la vida de mierda que vivimos, pero dicho en plan bonito. Fin del paréntesis). Es decir, que, si se hace bien, tirando la casa por la ventana, el relato fantástico tiene que horrorizar por igual a tu jefe, a tu suegra y a los amigos del alma que solo buscan lo mejor para ti.
Los escritores españoles han cultivado poco el género fantástico. Bueno, en realidad, han cultivado poco el cuento en general. Sigue habiendo pocos cuentistas por estos lares. Y, entre los cuentistas, hay pocos militantes de lo fantástico. Abunda la gente como yo, que admira y lee a autores fantásticos, pero que cuando se pone a escribir ficciones se maneja en el realismo y prefiere remover las miasmas de la cotidianeidad. Por eso los autores que Juan Jacinto Muñoz -a quienes muchos conocerán por sus intervenciones en ‘El ojo crítico’ de Radio Nacional- antologa pertenecen a un grupo de resistentes altamente concienciado de su misión y de su lugar en el panorama literario, y que está dispuesto a defender sus presupuestos estéticos hasta más allá de la dentellada.
Se nota en el prólogo, donde Muñoz saca su mejor arsenal teórico para intentar acotar y definir el resbaladizo e inaprehensible -por naturaleza- territorio de la fantasía. Lo hace por oposición a regiones fronterizas: la literatura de terror, la ciencia-ficción, la fantasía a lo ‘Dragones y mazmorras’ y el realismo mágico. No entraré en honduras -leed el prólogo, que es muy interesante y sugestivo-. Solo citaré esta frase de Muñoz: “El escritor fantástico es un francotirador epistemológico”.
Creo intuir que, a los efectos de estas Perturbaciones, lo que distingue lo fantástico de todo lo demás es la actitud: la literatura de terror puede parecer fantástica, pero como lo que busca es darme miedo y no perturbarme intelectualmente, no tiene cabida en lo fantástico. Yo no tengo las cosas tan claras. La perturbación es un sentimiento subjetivo que tiene que sentir el lector, y una novelita gótica puede perturbarme intelectualmente más que todo Kafka. No todo aquel que ansía ser profundo lo consigue, y a veces quien persigue el leve entretenimiento da en la diana sin querer. Hay francotiradores miopes y con muy mala puntería que solo consiguen dormirnos o darnos vergüenza ajena.
Por suerte, Juan Jacinto Muñoz no es tan radical a la hora de antologar, porque si fuera estrictamente consecuente con sus planteamientos estéticos no habría incluido en la nómina a algunos autores, como Ignacio Martínez de Pisón o Luis García Jambrina, pero es que una antología es necesariamente subjetiva y rabiosamente personal, por más que aspire a ser de acatamiento universal. A mí me gustan las antologías donde el antologuista quiere ser fiel a sí mismo y a su sensibilidad, antes que demostrar una tesis, y creo que Muñoz lo consigue.
Es de agradecer, además, que no aparezcan por aquí “los de siempre”. Es refrescante encontrarse con algunos outsiders, como el argentino afincado en España Norberto Luis Romero (a quien tuve la suerte de saludar en la pasada Feria del Libro zaragozana, cuando vino a presentar Emma Roulotte, es usted, que le ha editado el incansable Nacho Escuín en su cada vez más interesante editorial Eclipsados). La nómina es valiente y tiene su punto de riesgo. Como escribo desde Aragón, estoy obligado a destacar los cuatro nombres de la tierra que aparecen: Carlos Castán, con el que para mí es uno de sus mejores cuentos, ‘El andén de nieve’; Ignacio Martínez de Pisón, con un nostálgico recordatorio de sus primeros tiempos, donde se nota que tenía unas preocupaciones muy distintas a las de ahora; Patricia Esteban Erlés, que es una de las grandes esperanzas blancas del género fantástico y lleva camino de convertirse en su abanderada indiscutible en Aragón -su relato, ‘Cantalobos’, se puede leer en esta misma entrada, cortesía de la editorial-, y mi buen amigo Óscar Sipán, cuya adscripción fantástica -en los términos definidos para esta antología- me permito poner un poco en duda, ya que creo que sus universos y ciudades inventadas tienen mucho de real y poco de absurdo.
Para zambullirse y darse un garbeo por los vericuetos de una literatura tan plural como difícil de encasillar, Perturbaciones cumple de sobra. Es un libro necesario, que ayudará al lector que quiera empezar a vadear estos terrenos, y que tiene la virtud de remitir a otros libros, como los amigos llevan a otros amigos.
PÁGINA2, La 2 de Televisión Española, 14/06/2009
El programa Página2 recomienda la lectura de Perturbaciones.
Por Ana Vallina Bayón.
Muñoz-Rengel recopila los trabajos en castellano de veintiséis autores,donde los interrogantes humanos sobre la realidad definen este género
En los márgenes de la realidad que definen nuestro conocimiento. En el vértigo humano al enfrentarse al abismo de los desconocido. En las perturbaciones de nuestra existencia. Y, justo en medio, permeando cada relato, alentando la búsqueda epistemológica humana, el género fantástico. Desconocido por muchos y confundido por otros, el escritor Juan Jacinto Muñoz-Rengel ha realizado la primera antología en castellano de textos fantásticos con obras de veintiséis autores de diferentes generaciones, pero todos en activo en la literatura.
SUEÑOS Y PESADILLAS
Espectros, la Muerte, Dios, la telequinesia, el origen y el fin, la identidad, el Diablo. Todo está presente en esta antología. Los sueños y las pesadillas de autores como José María Merino, Juan Pedro Aparicio, Cristina Pérez Rossi, Miguel Ángel Zapata, David Roas o Ángel Olgoso. Una apuesta alejada del realismo que ha marcado la trayectoria literaria española, y que se hace cada día más vigente, en una nueva corriente que apura sus perturbaciones. “Sólo lo excepcional es digno de ser contado. No es un plan de evasión, sino de revelación, de iluminación”, afirmaba Ángel Olgoso durante la presentación de esta antología en la que los microrrelatos conviven con los cuentos y los relatos. “Lo fantástico no es un género, sino un modo, una forma o construcción en la que lo real queda en un segundo plano”, matizaba otro de los autores recopilados, Miguel Ángel Zapata.
LEJOS DE TOLKIEN
El término fantástico ha llevado a error a quienes confunden este tipo de literatura con otros géneros como la literatura épica maravillosa, que tiene su principal baluarte en el trabajo J. R. R. Tolkien y que construye su propia realidad, sus propias normas y sus propias reglas. Cerca también de lo fantástico están los universos dibujados por el realismo mágico. La clave para diferenciar estos género es la inquietud, casi filosófica, que hay detrás de las anomalías que recogen los autores en el campo que aborda la antología ‘Perturbaciones’. “Lo fantástico habla de un elemento de distorsión en nuestro mundo real, de preguntas antropológicas que han inquietado desde siempre al hombre”, señala Juan Jacinto Muñoz-Rengel para quien se ha perdido, por fin, ese complejo por explorar en este ámbito. Complejo que durante décadas dejó de lado a este género, ahora en plena expansión.
La Libélula, Radio 3, 11/06/2009
El autor entrevistado por María José Parejo a propósito de Perturbaciones, en La Libélula de Radio 3.
Diario de Sevilla, 01/06/2009
Anomalías de la vida cotidiana
La antología ‘Perturbaciones’, concebida para reflejar la «envidiable salud» del género fantástico en España, contiene piezas de siete narradores procedentes de Andalucía
BRAULIO ORTIZ / SEVILLA
El malagueño Juan Jacinto Muñoz-Rengel coordina Perturbaciones. Antología del relato fantástico español actual, una colección de historias con la que la editorial Salto de Página pretende poner de manifiesto la «envidiable salud» que vive el género, rescatado al fin de los «arrabales de la subliteratura» a los que parecía condenado, hasta hace no mucho, por el predominio de los textos realistas, el menosprecio de la crítica y la prudencia de los narradores a la hora de cultivar nuevos registros más allá de alguna incursión puntual. Hoy, tal como asegura Muñoz-Rengel, el panorama ha cambiado ostensiblemente. «Lo que ha ocurrido es que los escritores han perdido el miedo a tratar otros temas, y ahora tienen una mirada más amplia», opina el especialista, autor de un volumen de narrativa breve titulado 88 Mill Lane y responsable de otra antología de cuentistas, Ficción Sur. Con una sensibilidad influida por la postmodernidad, las últimas hornadas de narradores españoles, apunta Muñoz-Rengel, manejan un cúmulo de referentes que oscila entre Maupassant y Lovecraft o Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga y Juan Rulfo, el realismo mágico o el surrealismo europeo. Y la investigación académica también se ha adaptado a los nuevos tiempos. «Antes se hacía fantástico, pero no era comentado. Ahora la crítica se mete de lleno. Ya han entendido que si Cortázar hacía fantástico, y es uno de los grandes, puede haber otro que desarrolle este género que también sea de primera calidad», argumenta el creador, que dirige el programa Literatura en Breve en Radio Nacional de España.
Perturbaciones, que cuenta con autores del fuste de José María Merino, Cristina Fernández Cubas o Ignacio Martínez de Pisón, recoge el trabajo de siete escritores procedentes de Andalucía: el sevillano Luis Manuel Ruiz, el sanluqueño Félix J. Palma, el cordobés Manuel Moyano, los granadinos Ángel Olgoso y Miguel Ángel Zapata, el almeriense Miguel Ángel Muñoz y el peruano afincado en Sevilla Fernando Iwasaki. «Es curioso», asegura Muñoz-Rengel, «pero en Andalucía se produce mucha narrativa breve, algo que descubrí cuando hice la anterior antología, que estaba especializada en cuentistas de la comunidad». ¿Más rasgos en común aparte de la afición por las distancias cortas? «Miguel Ángel Zapata y Fernando Iwasaki tienen en común que escriben microrrelatos, pero uno es más lírico; otro busca la sorpresa final, el giro inquietante», valora el antólogo. Cada uno de los seleccionados tiene su personalidad, su sello particular: Olgoso posee «un punto angustioso, heredero de la literatura de terror»; Muñoz es «más sobrio, más literario»; Luis Manuel Ruiz, conocido hasta ahora como novelista, se destapa aquí como un excelente autor de relatos… Diferencias aparte, ellos y sus compañeros en esta antología han asistido, como sostiene Muñoz-Rengel, al cambio de un paradigma de la realidad. La realidad es ahora «ficcional», «fluctuante», «porosa». Y las posibles perturbaciones, advierte el antólogo, «se filtran por innumerables intersticios».
EL MUNDO, 14/05/2009
Portada/Cultura/
Perturbaciones de hoy en día
· Salto de Página publica una antología de relatos fantásticos actuales
· Pretende demostrar el ‘buen estado de salud’ de este género narrativo
· Está editado y prologado por el escritor Juan Jacinto Muñoz-Rengel
Daniel G. Lifona | Madrid
¿Qué tenían en común Karl Popper, Paul Feyerabend y Thomas Kuhn? Aparte de haber sido tres magníficos filósofos de la ciencia, los tres tenían «una espléndida cabeza en forma de huevo». Casualidad o no, la simple mención de dicha coincidencia sólo puede provenir de un perturbador, o lo que es lo mismo, de un curioso observador capaz de rastrear las perturbaciones de nuestro universo cotidiano y presentarlas con apariencia realista, aunque no lo sean.
Bajo esa óptica transgresora y con el título de ‘Perturbaciones’ (Editorial Salto de Página), llega a las librerías una antología del relato fantástico español que pretende demostrar el «buen estado de salud» de la literatura fantástica en nuestro país y ofrecer una amplia panorámica del género a través de 26 autores actuales. El autor de la antología es el escritor Juan Jacinto Muñoz-Rengel, un especialista en el género que desde hace años intenta reivindicar el lugar que se merece el relato fantástico en nuestra literatura.
Según Muñoz, una prueba del envidiable estado de salud de la literatura fantástica es que «las últimas generaciones de narradores españoles se enfrentan a lo fantástico de una forma amplia, diversa, prolífica, con un alto estándar de calidad literaria, y sin los complejos que alguna vez se pudieran haber albergado». Es por eso por lo que ‘Perturbaciones’ se ha centrado en los autores en activo que se han dedicado a lo fantástico de una forma amplia, y no sólo ocasional o accidental.
Otro síntoma de la resurrección de lo fantástico en España, apunta el editor, es que la crítica literaria ha logrado desprenderse de los prejuicios que, durante mucho tiempo, han silenciado la producción de narrativa fantástica o la han situado en los arrabales de la subliteratura. «Cuando nos inundaba la obra realista, el fantástico estaba considerado un género menor y se metía en el mismo saco que la literatura de entretenimiento juvenil. A pesar de que muchos grandes autores han recurrido a lo fantástico para plantear cuestiones trascendentales como la vida, la muerte, el más allá…», comenta Muñoz.
No tiene nada que ver, apunta, la literatura de Tolkien con la literatura fantástica, por mucho que en ocasiones se hayan relacionado o confundido. En el mundo de los ‘hobbits’ y los elfos se produce tal invasión de seres, objetos y leyes ficticias que desaparece todo posible conflicto con la realidad, mientras que la literatura fantástica escudriña en nuestra idea de realidad para finalmente cuestionarla y transgredirla. «Lo fantástico consigue provocar la inquietud en el lector. Se trata de una inquietud intelectual, de vértigo cognitivo o, en palabras de Kant, de provocar la perplejidad de la razón» mediante la literatura.
‘Muerte y vida’ paraíso e infierno
El autor de la antología invita al lector a enfrentarse con anomalías y perturbaciones para todos los gustos. «Siempre sosteniendo un pulso con los límites de nuestra realidad», apunta. Según explica, en la obra se puede leer sobre la muerte y la vida después de ésta, sobre la inmortalidad, el paraíso, el limbo, el infierno, los resucitados, los espectros, Dios y el Diablo, mundos paralelos, bucles temporales, la predeterminación encerrada en los espejos, las necrológicas inversas que publican algunos periódicos, la idea del doble, la identidad y las conexiones invisibles, sobre las transformaciones imposibles de sujetos, objetos y animales, los sueños, las pesadillas, la presciencia, la telepatía, la telequinesia y sobre todas las perturbaciones de la personalidad, la memoria o la percepción.
La antología es una selección de los mejores cultivadores contemporáneos del relato fantástico español, por lo que no sólo no hay textos por encargo, sino que incluso se han intentado evitar los buenos relatos fantásticos que, de forma aislada, haya podido pergeñar un autor sin una aspiración fantástica más o menos transversal en su obra. También se han incluido a algunos autores fantásticos americanos que, como Cristina Peri Rossi y Fernando Iwasaki, forman ya parte de la cultura española y de nuestras letras.
Los relatos y microrrelatos de la antología son obra de 26 autores pertenecientes a tres generaciones distintas y presentados en orden cronológico. Muñoz-Rengel destaca a algunos como José María Merino, Cristina Fernández Cuba, Ángel Olgosso, Manuel Moyano y Félix J. Palma, pero deja claro que el libro reúne no sólo a buenos cuentistas, sino también a una generación que todavía no goza de una visibilidad de la que sí pueden presumir autores de géneros más convencionales. «Y no es que sea por falta de calidad», remata.
«Algunos de los antologados son autores que sin duda van a estar en primera línea y están a punto de dar esa eclosión», añade Muñoz. Por lo que promete que la calidad literaria de los relatos «no va a defraudar a nadie». «Esta antología nos ofrece una extraordinaria aproximación a un género -el fantástico-, que cada día despierta mayor interés entre los lectores, tal vez porque el mundo que habitamos es hoy más escurridizo a las representaciones del realismo convencional», asegura el autor.
La Biblioteca Imaginaria, 11/05/2009
Por Cristina Monteoliva.
Las antologías son un gran invento: en un único volumen podemos encontrar lo mejor de un género, de una generación de escritores, de autores que escriben todos sobre una misma temática, etc. Se han hecho hasta ahora muchas en España, pero ya iba siendo hora de recoger en un solo volumen algunos de los mejores cuentos fantásticos de los últimos tiempos. Probablemente ya lo habréis adivinado: hoy toca hablar de Perturbaciones, la genial antología del relato fantástico español actual publicada por Salto de Página.
Si bien nunca hay que pasar por alto el prólogo cuando veamos que la obra que comenzamos a leer va precedido por una de estas piezas, en este caso concreto el examinarlo con atención se hace indispensable. Y es que Juan Jacinto Muñoz-Rengel no sólo se ha tomado el gran trabajo de seleccionar los cuentos de los que hoy hablamos y ordenarlos por orden cronológico, según la fecha de nacimiento de los autores; sino también de ofrecernos un interesante estudio acerca de lo que es el género fantástico, preocupándose, especialmente, por que el lector llegue a entender la diferencia que hay entre el mismo y otros géneros como el realismo mágico o la literatura maravillosa.
Tras el prólogo, ahora sí, nos encontramos ante los cuentos de José María Merino, Cristina Peri Rossi, Cristina Fernández Cubas, Pilar Pedraza, Norberto Luís Romero, Julia Otxoa, Elia Barceló, Laura Freixas, Carlos Castán, Luís García Jambrina, Ignacio Martínez de Pisón, Ángel Olgoso, Pedro Ugarte, Manuel Moyano, David Roas, Félix J. Palma, Miguel Ángel Muñoz, Ignacio Ferrando, Jon Bilbao, Patricia Esteban Erlés, Óscar Esquivias, Luís Manuel Ruiz, Óscar Sipán, y los microcuentos de Juan Pedro Aparicio, Fernando Iwasaki y Miguel Ángel Zapata.
¿Qué se puede decir de unos textos tan bien elegidos por su variedad de estilos, por la tensión que se palpa a lo largo y ancho de sus líneas, por lo interesante de sus temas? ¿Cómo explicar en unas pocas palabras la habilidad a la hora de domar la prosa de sus autores? ¿Cómo expresar los sentimientos que generarán en los lectores cuando se enfrenten a ellos? Perturbación, esa es exactamente la palabra. Ninguna otra define mejor lo que sucede dentro de los universos que estos autores retratan, ningún otro vocablo expresaría mejor el efecto que causan en el que los lee. Y es que lo que hallaremos en estas páginas no es como para no alterarse: protagonistas a los que les cuentan cosas imposibles de creer (“Paso a paso hacia el final del día”) o son ellos mismos los que las leen (“Diarios”); personas que ven como su mundo cambia radicalmente por una pequeña o gran variación en el mismo (“Los libros vacíos”, “Otra vez la noche”, “Los palafitos”, “Venco a la molinera”, “Los niños hundidos”, “Lévy y sus reflejos”, “Biológicas, una lectura providencial”, “Cantalobos”, “El desván de la casa roja”, “Final absurdo” ), muchas veces sin poder saber si la realidad es lo que ven ahora o lo que recuerdan de antes; universos paralelos (“Capitán Seymour Sea”, “El andén de nieve”, “Alesia”) en los que apetece perderse y otros de los que mejor sería huir (“Y por fin despertar”); historias de fantasmas (“Balneario”, “La mujer de verde”, “La obsesión de la alimaña”), de encuentros con Dios (“El juicio final”) o con la muerte (“Una cita aplazada sine die”)…
También en los microcuentos encontraremos éstos y otros temas, si bien sería bueno decir que en «Dios» y otros microrelatos, como ya el nombre indica, el creador está muy presente; en «La cueva» y otros microrelatos el narrador es siempre un niño o alguien que recuerda algo acontecido en su infancia, y en «Velocidad de los sueños» otros microrelatos la fantasía se hace máxima, abundando en estos cuentos los animales y hasta los alienígenas.
En fin, que me perdonen los autores si soy tan breve en mis explicaciones, si no les dedico todo el tiempo que ellos y sus cuentos merecen, si no resalto en esta breve reseña todos los maravillosos matices de su escritura. Digamos, simplemente, que hay libros que merecen todo un estudio en sí, y Perturbaciones es uno de ellos.
Quizá podrían haberse incluido más autores y más relatos en esta recopilación. Quizá esta exigencia por parte de algunos de pie a una segunda parte. Pero, por lo pronto, creedme cuando os digo que los relatos de este libro, todos y cada uno de ellos, tienen su puesto bien merecido en el mismo. Así que, ¿qué estáis esperando para haceros con vuestra copia de Perturbaciones?