RECORTES DE PRENSA:
OTROS MEDIOS:
Revista Ronda Iberia, Agosto 2014
Selección de microrrelatos de El libro de los pequeños milagros en la revista de a bordo de IBERIA.
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An excerpt of flash fictions from The Book of Small Miracles in Iberia Airline’s in-flight magazine.
Revista de Letras, 30/06/2014
MUÑOZ RENGEL: “CON ESTE LIBRO PUDE HACER MÁS EL GOLFO”
Es un viernes intenso. Salgo de entrevistar a Agustín Fernández Mallo, descanso media hora en un café del centro y me dirijo hacia la librería Laie, donde he quedado con Juan Jacinto Muñoz-Rengel, con quien charlaré sobre El libro de los pequeños milagros, una colección de microrrelatos de la que deseo me hable en profundidad porque, pese a haberlo leído y disfrutado, mi conocimiento del género es exiguo y sé que el autor me desvelará argucias y misterios.
Al entrar en la librería coincido con su editor, Juan Casamayor, de Páginas de Espuma, con quien paso de lo virtual a lo real, y ya era hora. Al cabo de unos instantes aparece Juan Jacinto. Comentamos la jugada un rato, buscamos acomodo y nada, se demora el inicio del verdadero diálogo, el que leerán, porque en la mesa de al lado está Miqui Otero. Más que en un sitio para una entrevista parece que esté en un club social, pero resisto la tentación de establecer un cenáculo y me pongo serio. Enciendo la grabadora.
En El libro de los pequeños milagros detecto tu estilo tanto por los giros como por la forma en que enfocas las temáticas tratadas, pero más concretamente me gustaría saber cuál es tu concepción del microrrelato.
Yo siempre he estado contando historias, me siento un contador de historias y por lo tanto narrador, en toda distancia y formato. He trabajado más relatos y novela. El género del microrrelato te permite otras cosas, pero sigue siendo narrativo. Lo entiendo como otra forma de contar historias, lo que no necesariamente sucede con el aforismo, o con un haiku, géneros cercanos, pero que no son lo mismo. El microrrelato cuenta historias, y su diferencia con el relato es que de verdad no sobra nada. Sería fácil pensar que la diferencia entre el relato y la novela estriba en que en el primero se liman retóricas y abundancias que destacan en la segunda, pero donde de verdad no debe sobrar nada es en el microrrelato, donde metes la tijera en las estructuras.
Y da la posibilidad de traspasar convenciones.
Claro, eso me interesa mucho, es un género que demanda la experimentación. Es transgresor, subversivo y juguetón. La literatura como juego siempre me ha interesado. El microrrelato pide el cambio de formato y que el propio formato sea parte de la trama, y hasta algunos en el libro son criptogramas.
Y en algunos microrrelatos el título es parte integrante.
El título es más largo y te prepara para que el microrrelato sea sólo el desenlace, como si la historia se hubiera subido arriba. Todo eso puede hacerse en el género sin que sea un exceso, mientras que en otros casos, como en la novela, el lector puede sentirlo como agresivo.
Lo que dices del lector es interesante porque el microrrelato puede invitar más a la interacción lector-narrador.
Sí, y de hecho no sólo el lector no notará que es raro, sino que el propio autor se coartará menos. Hoy el autor tiene mucha conciencia de lo que hace, y eso a veces limita, y lo bueno de este género es que te da alas, y como dices eso establece otro tipo de relación con el lector, que debe ser mucho más activo. De este modo el libro se vuelve más interactivo. Los libros contemporáneos deben tener esto si los comparas con la narrativa clásica. Ahora el lector debe coger las riendas y examinar las múltiples posibilidades, y en el microrrelato más: o participa, o pensará que es una completa tomadura de pelo.
Es importante que hablemos de esto porque probablemente es el punto que genera más confusión al hablar del género.
Creo que puede haber mucho lector desorientado, simplemente porque no ha leído microrrelatos, que se encuentre con el libro y de repente ve que no sabe cómo afrontarlo. Quieren leerlo del tirón o buscarle un sentido global, y eso no se da siempre. El texto y el autor tienen que aportar algo, y si eso sale bien se notará, pero al mismo tiempo el lector debe ser cómplice llenando huecos y cuadrando elipsis. Hasta al principio del libro se advierte de ello con las palabras, hay un juego de sustitución de palabras que si el lector no hace mentalmente comportará que el texto no funcione, mejor que lo deje en la librería.
Está la advertencia del principio y el bestiario del final.
Ese índice es proponer una lectura alternativa, desordenada. Ahí está la idea de juego. Si el lector no entiende eso seguramente lo deje. Pero sí da el paso quizá será un lector idóneo para el género. He descubierto que lectores de novelas anteriores se descolocan con el microrrelato, pero luego me lo agradecen. Pero es verdad que al principio su reacción fue de rechazo y estupor. Luego juegan.
Tu tienes un gusto por el absurdo y creo que aquí puedes sacarlo a relucir todavía más.
Con este libro pude hacer más el golfo, y se nota si lo comparas con mis novelas anteriores. Si leesEl asesino hipocondríaco ves un tipo con una mirada distorsionada, sentido del humor absurdo…
Y el sentido del humor deriva de lo que envuelve al mundo de ese personaje.
Pero como novela tenía unas normas y debía cumplirlas. El sueño del otro no se parece, la gente la ve más fantástica y más seria. Siempre he intentado ser fiel a mi mismo, pero notaba que faltaban piezas. Creo que con El libro de los pequeños milagros he unido el dibujo de puntos porque tenía un centenar de historias por delante y así logré una buena batida por mi imaginario, mis vicios y mis obsesiones, desde lo Pulp hasta la ciencia ficción.
En tu caso creo que es la búsqueda de la definición de tu imaginario para entenderte mejor.
Eso mismo es. Buscaba las cosas que me inquietan de la realidad, las que me turban y me perturban. Traté de sacar mi mundo interior y al final es el que ha trenzado la estructura del libro. Pensé la estructura, pero salió por cómo me configuro por dentro.
¿Escribiste los relatos de forma desordenada o desde el principio les diste un orden concreto?
Los comienzos del todo son naturales y espontáneos, más que nada porque debía dejarlos fluir. Al ser fiel a mi mismo salían temas que ya propiciaban la unidad. Mientras escribía los primeros dejaba otros fuera, hasta que encontré puntos en común que apuntaban a un libro. A partir de ese momento empieza un proceso más consciente, y ahí empecé a armar la obra, buscando una arquitectura de coherencia y unidad para que el todo tuviera sentido. No podía sacar un libro desordenado porque hubiera perjudica la idea de microrrelato. La estructura se forma a partir de varios juegos, por ejemplo con el paso de lo pequeño a lo grande o el pasar de lo urbano al mundo hasta llegar a otros planetas, cosa que al principio no me atrevía.
Hay como tres o cuatro microrrelatos donde muy sutilmente dejas caer pullas que muestran tu concepción de determinadas cosas, desde el mundillo hasta nuestro mundo contemporáneo.
Sí, sobre todo en la primera parte hay mucho de crítica social y aparecen la crisis, la nueva tecnología, todo desde el sesgo de mi mirada, intentando que haya una historia que revele eso a los ojos del lector y que el lector tenga la última palabra. Los microrrelatos huyen de la moraleja. También, efectivamente, hay pullas literarias, pero no creo que eso interese tanto al lector, ya hay demasiado obras relativas al tema. Me interesaba más una mirada sobre el mundo actual a partir de relatos disparatados, fantásticos o distorsionantes.
Esta semana he entrevistado a una barbaridad de autores. Tanto en Miguel Serrano Larraz como en Agustín Fernández Mallo como contigo me he encontrado con una voluntad de escapar de la linealidad. En Miguel se expresa alterando el orden de la narración, en Agustín moviéndose por estados mentales y en el tuyo por una serie de factores, entre ellos que los microrrelatos se mueven por varias zonas que no respetan una cronología ordenada pese a que las partes terminan formando un todo.
El microrrelato por defecto es desordenado, y por lo tanto fragmentario. Intentaba dar un orden dentro del disparate. En El asesino hipocondríaco había la voluntad de contar de una forma no lineal, cortando la narración, dando saltos temporales en la cabeza del personaje. No se lo dice al lector nada de las historias en paralelo que surgen. En El sueño del otro fui más lineal, pero porque entiendo que tampoco hay que luchar contra lo antiguo, sólo explorar, buscar fórmulas nuevas y en esa combinación jugar, tampoco creo que haya que romper totalmente con lo anterior.
¿Ves este libro como un caso aislado en tu carrera? ¿Seguirás con el género?
No lo tengo muy claro. Lo que ha pasado es que como llevaba muchos años con novelas tenía una acumulación de ideas que no podía sacar, porque una novela es un compromiso, que es un solo proyecto y una sola idea que requiere tiempo. Se te acumulan ideas que no puedes sacar. Cuando llevas dos seguidas sientes una especie de olla a presión, necesitas sacar esas ideas de una maldita vez.
Y ahí el microrrelato ayuda a soltar lastre.
Sí, y hacer cosas distintas, ser promiscuo, frente a la novela, que es más un compromiso. También cabe decir que en la coyuntura actual el microrrelato ha crecido en España tanto en autores como en lectores. He leído mucho microrrelato a lo largo de la última década y eso me ha dado más libertad a la hora de escribirlos. Ahora mismo estoy inmerso en una nueva novela, pero creo que no descarto volver al micro en un futuro.
Quizá ahora lo que falta en España es valorar lo que significa escribir microrrelato y el juego con el lector. Veo a nivel crítico, y me incluyo desde la ignorancia, rechazo e incomprensión.
Seguro, algunos críticos creen que está de moda y me dicen que si quiero ganar dinero con ello. El micro sigue siendo un gran desconocido. Las radios y las redes lo han fomentado, pero la gente por la calle lo desconoce. Quizá el principal problema es cómo leer un libro de microrrelatos, quizá como un libro de poesía, desde luego no en el metro, pero sí desde la tranquilidad y la reflexión.
Un acto privado.
Que requiere reflexión y asimilación, por lo tanto tiempo. A diferencia de la poesía cuenta historias y tiene un componente hedónico distinto.
En la poesía debes fijarte tanto en el fondo como en la forma.
Sí, y quizá rompe más el esquema lineal de pensamiento, lucha más contra la racional, te arroja a lugares distintos y quiebra tu forma lógica de pensar. El micro tiene un punto lúdico donde todavía tiene el germen de una historia.
¿El micro tiene que contener humor?
No, para nada.
Hay mucha gente que cree que debe ser una mera explosión.
Eso lo acercaría al chiste y sería muy peligroso. Entiendo que los microrrelatos que tienen humor en este libro sólo están para dar aire. La mayoría son más reflexivos, teológicos o epistemológicos. Los humorísticos son una especie de pausa en el camino, mientras que los demás contienen la esencia del libro. El conjunto es importante y el orden también, si metes cuatro microrrelatos seguidos del mismo tipo cometes un grave error.
¿Crees que el micro corresponde a un auge de la brevedad literaria?
Puede que haya lectores que se acerquen por eso, como si lo vieran como un pantallazo de Facebook o Twitter. También puede darse que muchos hayan entendido lo difícil que es escribir en breve. Otros pensaran que si su atención se ve disminuida el micro es una opción. En otros sentidos la lectura de microrrelatos sigue siendo comprensiva y requiere profundidad. No se pueden leer como quien lee en la pantalla. Todos leemos cada vez peor entre ventanas, pop-ups y todo lo que nos influye en nuestra época. Leer en libro es otra cosa. El chaval que sólo lee de la otra manera se desacostumbra a leer, disminuye su nivel de comprensión y atención, y eso ya empieza a ser incomprensible incluso con el microrrelato. La lectura hoy en día es superficial. Los tiempos corren rápido, pero la lectura del microrrelato no puede ser superficial. Veremos cómo acaba esto.
Y con el microrrelato puedes transgredir más la realidad.
Me gusta transgredir los géneros, fundiéndolos, ver hasta donde se puede llegar con la mezcla. Asimismo, desde un punto de vista más amplio, me gusta transgredir la idea de realidad, el paradigma de realidad que conocemos a partir de algo ya clásico que es el fantástico, y en concreto el fantástico cotidiano que se sitúa en nuestra realidad para introducir el elemento distorsionante que provoca en el lector una reacción distinta y hace que nos preguntemos por nuestros límites de la realidad. Lo hizo Borges, más filosófico, Cortázar y también Lem. El microrrelato como esencia tiene transgredir géneros, puedes saltarte normas y por otra parte es dado a lo fantástico y a lo imaginativo. Es difícil mantener una tesis fantástica durante trescientas páginas, es complicado mantener la verosimilitud tanto tiempo, mientras que en el micro puedes cambiar el mundo entero en un párrafo.
Te lo preguntaba porque el bestiario me recordó a esos dibujos alucinantes de Max Ernst.
Muchos son suyos. Está bien la comparación. Crear un compendio propio de animales alternativos, parecidos a lo nuestros pero que en realidad son seres imposibles. El micro permite todo eso. Cualquier autor de microrrelato hace fantástico. Eso no pasa con la novela. El micro lo propicia. Cuando además eres un autor que viene de ese sesgo ya sueltas todo lo que tenías guardado.
Deduzco que escribir este libro fue una especie de liberación.
Sí, me he quedado tranquilo, he flotado, me he quedado con menos peso. Ahora no podría escribir otro de microrrelato. Ahora mismo me he quedado descansando, a gusto.
Punt de Llibres, CADENA SER, 22/02/2014
El autor entrevistado por Pilar Argudo a propósito de El libro de los pequeños milagros en el programa Punt de Llibres, de CADENA SER (a partir del minuto 9′).
Más que palabras, Radio Euskadi, 26/01/2014
El programa Más que Palabras, de Radio Euskadi, recomienda El libro de los pequeños milagros.
Iflandia, Radio Euskadi, 23/01/2014
El autor entrevistado por Kike Martín a propósito de El libro de los pequeños milagros en el programa Iflandia, de Radio Euskadi.
Un Idioma sin Fronteras, Radio Exterior, 30/10/2013
El autor entrevistado por Susana Santaolalla a propósito de El libro de los pequeños milagros para el programa Un Idioma sin Fronteras, de Radio Exterior.
Internacional Microcuentista, 30/10/2013
Juan Jacinto Muñoz-Rengel (Málaga, 1974) es autor de la colección de microrrelatos El libro de los pequeños milagros (Páginas de Espuma, 2013), de las novelas El sueño del otro (Plaza & Janés, 2013) y El asesino hipocondríaco (Plaza & Janés, 2012), y de los libros de cuentos De mecánica y alquimia (Premio Ignotus al mejor libro de relatos del año; Salto de Página, 2009) y 88 Mill Lane(Alhulia, 2006). Su obra ha sido transcrita al braille, traducida al inglés, al francés, al italiano, al ruso y al turco, y publicada en más de una decena de países.
¿Qué debe tener un microrrelato para ser considerado como tal? ¿Y qué no debe tener?
Debe contener una historia. Y no debe retener nada que sobre. Esa sería la definición más sencilla que puede darse: por un lado tendríamos la narratividad, que lo aleja de otros géneros a veces fronterizos, como el aforismo o el poema, y por otro la exigencia de brevedad. Lo que ocurre es que en este caso la economía de elementos es mucho mayor que en el cuento, hasta el punto de que las restricciones implican una diferencia cualitativa, y no meramente cuantitativa. También debe, de alguna manera, conmocionar al lector.
¿Consideras que el microrrelato es un género por sí mismo o simplemente un subgénero del cuento?
Desde el momento en que otorgamos la categoría de género al relato corto, con más motivo aún tendremos que concedérsela a la minificción, porque el salto del relato al microrrelato es aún mayor que el salto de la novela al relato. Tanto en la novela como en el cuento podemos trabajar la evolución del personaje; en el microrrelato, no. Tanto en la novela como en el cuento es posible hablar de la construcción de la escena; en el microrrelato, no. Tanto en la novela como en el cuento cabe el manejo de los diálogos; en el microrrelato, de aparecer algunas líneas, apenas son vestigiales. También otros muchos aspectos, como la voz o el pulso narrativo, quedan tan transformados al pasar del cuento al minicuento que, en realidad, ya estamos hablando de cosas diferentes. Así pues, más allá de que hay otros elementos que se intensifican en el microrrelato —como la capacidad simbólica, las metáforas de situación, los juegos lingüísticos—, lo que quiero señalar aquí, en definitiva, es que si alguno de los tres es distinto de los dos restantes, interna y estructuralmente, ese es el micro.
¿Es más fácil escribir un libro de microrrelatos que una novela? ¿Por qué?
Cada uno tiene sus propias dificultades. Evidentemente, la novela exige un mayor compromiso en el tiempo, y entraña grandes desafíos relacionados con la complejidad de la trama, con mantener la tensión narrativa a lo largo de los capítulos, con la construcción de personajes dimensionales y con la capacidad de ver la obra en su conjunto. Pero, si lo medimos línea a línea, cada frase en un microrrelato tiene más peso e implica más dificultad que en una novela. En esta distancia, no te puedes permitir errar o no decir nada. Todo tiene que acabar encajando, en el momento preciso, dentro de un puzle de piezas no exentas de cierta cadencia y de un ritmo y de unas normas propias. Por otra parte, si la novela consiste en el desarrollo de una idea, un libro de micros tiene por objeto dar a luz una idea tras otra. El gran reto del microrrelato, por lo tanto, está en la imaginación.
¿Qué ofrece más libertad a la hora de escribir: el microrrelato o la novela?
El microrrelato. La novela está condenada a obedecer sus propias normas, por versátil y heterodoxa que pretenda ser, durante cientos de páginas. En un libro de microrrelatos las normas cambian cada vez que escribes un punto y final.
¿El prefijo le resta credibilidad al género del microrrelato?
Supongo, espero, que no sea solo cuestión de un prefijo. Pero lo cierto es que parece que esa credibilidad todavía tiene que ganársela en España, no sé si acaso por falta de una tradición más sólida. El otro día concedían por fin el Premio Nacional de Narrativa a José María Merino, excelente cuentista desde sus inicios, cultivador de microrrelatos y teórico del género, destacado autor de literatura fantástica y teórico del género. Pues bien, ¿le dieron el premio por un libro de cuentos, de minicuentos?, ¿se lo concedieron al menos por una obra fantástica, que es lo que de verdad representa su esencia como escritor? No, se lo dieron a una novela, a su novela más realista.
La advertencia inicial nos indica que El libro de los pequeños milagros no es un texto, sino un viaje, un juego… ¿Qué papel juega en estas piezas el lector?
Es la otra mitad del tándem. El microrrelato, al menos como yo lo entiendo, requiere un lector activo. Porque, de alguna forma, es él quien debe acabar encajando la última pieza en su mente, hasta oír una especie de clic interior. Un lector pasivo, que espere que todo se lo den mascado y explicado, probablemente no entienda ni disfrute este género literario, porque en sus manos los microrrelatos serán textos muertos. Por eso, para no engañar a nadie, me pareció una buena idea colocar ese micro al principio del todo, a modo de advertencia: es un texto que ya te invita al juego, en el que tienes que sustituir mentalmente unas palabras por otras y que te pone sobre aviso de que se trata, en ese sentido, de un libro interactivo.
¿Cómo ha sido el proceso de construcción de El libro de los pequeños milagros? ¿Existía la idea previa del libro y luego escribiste los microrrelatos, o al revés?
Al principio tan solo estaba escribiendo microrrelatos independientes, dando forma a todo aquello que despertaba mi interés. Pero enseguida surgieron unos cuantos hilos temáticos, unos cuantos motivos transversales que me indicaron que delante de mí tenía la posibilidad de un libro con cierta unidad y coherencia interna. A partir de ese momento trabajas de una forma distinta. Unos temas te sugieren otros, la estructura global crece, encuentras ideas-filón que se convierten en series, e incluso tratas de no dejar huecos o lagunas y de buscar el equilibrio de las partes.
¿Hablar de otros mundos y planetas es una táctica de escapismo o una manera de escribir sobre el nuestro?
En muchas ocasiones, se ha caracterizado por ser una excusa para la evasión. Pero yo he intentado mantener un equilibro entre ambas opciones. Todos los textos de El libro de los pequeños milagros suponen una aproximación lúdica a la literatura, eso seguro; pero incluso en las historias de micro-ciencia-ficción he tratado de hablar de nosotros mismos. Creo que incluso en las civilizaciones alienígenas de la última parte del libro podemos vernos reflejados, por contraste, por contraposición.
¿El buen microrrelato es una galaxia o un agujero negro?
Los hay que son galaxias y los hay que son agujeros negros. No obstante, hay una rara especie de microrrelato que primero es una galaxia (o un agujero negro) y luego se convierte un agujero negro (o una galaxia). De hecho, uno de los hilos conductores de este libro es ese juego de pasar de lo grande a lo pequeño, o viceversa. Son muchas las historias de este volumen que nos hablan de la relatividad. Creo que el género hiperbreve, que es tan inquieto y juguetón, permite y casi exige estos cambios constantes de mirada.
En muchos de estos microrrelatos se habla, y no precisamente de un modo positivo, de tecnología. ¿nos está animalizando esta avalancha tecnológica?
No sé si está, exactamente, animalizándonos. Pero, desde luego, junto con sus ventajas también vienen de la mano otras desventajas que han supuesto un retroceso en ciertos aspectos. Por mencionar solo algunas de las más significativas: las nuevas tecnologías añaden una enorme carga de estrés en nuestras vidas, ansiedad, insomnio, adicción son solo algunas de sus formas; están invadiendo nuestro espacio privado, e incluso nuestros datos personales se encuentran cada vez en un mayor peligro; nuestras capacidades de atención y concentración se están viendo claramente mermadas… Y así podríamos seguir.
Las redes sociales (blogs, Facebook, Twitter…), ¿son un impulso o un lastre para el microrrelato?
Quiero pensar que, por una parte, la aparición de las redes sociales ha tenido algo que ver con el auge del microrrelato en los últimos años. La gente ha aprendido a valorar la síntesis y ha comenzado a demandar formatos de información cada vez más breves. Sin embargo, por otra parte, la lectura a la que nos someten estas mismas redes es superficial, frenética, cada vez más ligera. La capacidad de atención a la que me refería antes es esencial para la verdadera comprensión y asimilación de los textos literarios. El microrrelato no es un tuit más, aunque pueda tener el mismo número de caracteres, es otra cosa. Demanda otro tempo, necesita ser el centro de todo durante al menos unos instantes y, por supuesto, necesita ser digerido.
¿Cuáles son tus autores/libros de microrrelato preferidos?
La lista es larga. Podría citar desde Gómez de la Serna hasta José María Merino, desde Max Aub hasta Ángel Olgoso, desde Monterroso hasta Ana María Shua. No obstante, este libro en concreto está en deuda con las Historias de cronopios y de famas de Julio Cortázar, con Las ciudades invisibles de Italo Calvino, con El libro de los seres imaginarios de Borges, con el Bestiario fantásticode Joan Perucho, con Ajuar funerario de Fernando Iwasaki, con Stanisław Lem y con Kafka.
¿Tienes ya algún otro proyecto literario entre manos?
Sí, estoy con una nueva novela. Me resulta muy estimulante el cambio de una distancia a otra, alternar las exigencias de lo brevísimo con esas otras propias de las narraciones de largo aliento. Y en esta nueva novela volveré a cruzar géneros, viajaré a los orígenes de la tradición fantástica y traeré elementos propios del realismo mágico al contexto histórico del Mediterráneo. Otro cambio de registro. Aunque todavía se hará esperar.
Un escritor: Kafka.
Un libro: Matadero cinco, de Kurt Vonnegut.
Un libro de microrrelatos: Ajuar funerario, de Fernando Iwasaki.
Una película: 2001: una odisea del espacio.
Una canción: (I Can’t Get No) Satisfaction, de The Rolling Stones.
Un plato: el solomillo de Kobe, en su punto.
Un lugar: la playa, una cala desierta, al atardecer.
Un planeta: el planeta IoIo.
Un animal: el megatauro.
Un secreto: lo cierto es que sí que tengo un secreto jugoso, un gran secreto que nunca jamás le he contado a nadie… ¿Cuántos caracteres me quedan?
El Marcapáginas, Gestiona Radio, 25/10/2013
El autor entrevistado por David Felipe Arranz a propósito de El libro de los pequeños milagros para el programa El Marcapáginas, de Gestiona Radio.
Fallo de Sistema, Radio 3, 13/10/2013
El autor entrevistado por Santiago Bustamante a propósito de El libro de los pequeños milagros para el programa Fallo de Sistema, de Radio 3.
Onda Azul Radio, 27/9/2013
El autor entrevistado por Celia Bermejo a propósito de El libro de los pequeños milagros para el programa Málaga al día, de Onda Azul Radio.
HERALDO DE ARAGÓN, 25/09/2013
Por Antón Castro.
Cuestionar los límites de la realidad puede ser estimulante y divertido
Juan Jacinto Muñoz-Rengel (Málaga, 1974) es novelista, autor de ‘El sueño del otro’ y ‘El asesino hipocondriado’, y un apasionado de los microrrelatos. Este miércoles por la tarde, en compañía de Carlos Castán, presenta ‘El libro de los pequeños milagros’ (Páginas de Espuma) en la librería Cálamo de Zaragoza.
¿Qué, es para ti, un microcuento, cómo quieres que sean los tuyos?
El microrrelato es una historia mínima, una historia contada con el menor número de recursos pero tratando de conservar su máxima capacidad de expresión. Si no contara una historia, si no narrara, si no relatara, no sería un microrrelato; probablemente se encuadraría en algún género afín, sería un aforismo, un texto en prosa poética, pero no minificción. A mí me gusta concebir mis microrrelatos como semillas programadas para florecer en la mente del lector y retorcer con sus raíces sus entrañas. Como pequeños artilugios detonantes. Intento que mis relatos conmocionen de alguna manera, mediante una imagen, mediante un juego, una tragedia, un giro o una propuesta intelectual. Su objetivo es infligir alguna marca.
¿Qué diferencias habría entre un microrrelato y un cuento normal, a la manera de Chejov o Maupassant?
En un microrrelato no debería haber ningún elemento sobrante. Eso también se podría decir de un cuento respecto a una novela. Pero en los minicuentos aún hay menos cabos sueltos: el pensamiento ocioso de un personaje, una descripción que no sea estrictamente necesaria, una línea que podría haberse omitido, haría que un texto una misma página de extensión pasara a convertirse de un microrrelato largo a un cuento muy corto.
¿Como son los personajes de un microcuento?
En el microrrelato no se construyen grandes escenas, apenas hay diálogos y, en el mismo sentido, los personajes no tienen desarrollo. Los personajes no crecen ni hay evolución. Ni falta que les hace. Son personajes funcionales que están al servicio de la idea central sobre la que se pone la lupa y alrededor de la cual se da forma a la historia.
¿Cuál es la porción de acción, de suceso, que debe tener un microrrelato?
En realidad, hay un gran abanico de posibilidades, porque precisamente el microrrelato es un género muy versátil, cambiante, adaptativo y todoterreno. Pero se podría decir que la mayoría de las veces casi todo el microrrelato es idea, acción o suceso; todo lo demás son elementos accesorios, que están ahí al servicio de esa intuición que el autor ha pretendido atrapar, preservar y hacer llegar al lector.
Vayamos con tu libro. ¿Por qué ’El libro de los pequeños milagros’? ¿Ese título es una advertencia, un anuncio, una emboscada, un reclamo? ¿Cuáles serían los milagros?
Lo cierto es que el verdadero título no nos cabía completo en la cubierta, y aparece después, en una de las portadillas interiores. Es un título más largo que muchos de los microrrelatos del volumen y, por otro lado, habría dado bastantes quebraderos de cabeza a los libreros. Así que nos quedamos con la primera frase, que contenía esa palabra fundamental, ’milagros’. Me parecía que un milagro engloba todo lo que aparece en los textos de este libro, los sucesos fantásticos, los hechos sobrenaturales, los que transgreden las leyes de la naturaleza, aquellos otros que tienen una inclinación más surrealista, los de fondo metafísico e incluso, y más aún, los de inspiración teológica. No obstante, para reducir la connotación religiosa del término, ahí estaba el adjetivo ’pequeños’. Los pequeños milagros, con los que arranca la primera parte de este libro, son los milagros domésticos, esos milagros de andar por casa que nos rodean, y también esos acontecimientos microscópicos, celulares, víricos, cuánticos, que tanta importancia tienen en nuestras vidas sin que ni siquiera lleguemos a verlos.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que, dentro de su diversidad, es un libro muy unitario dividido en tres partes con algún eco científico e incluso cosmogónico. ¿Cómo armas tú un libro de microrrelato?
En efecto, como hice en su día con mis libros de relatos, quería que este nuevo libro de cuentos hiperbreves también tuviera unidad. Y el proceso para lograr esa coherencia interna es complejo: en primer lugar imaginé esas tres partes -’Urbi’, ’Orbe’, ’Extramundi’- que van, como muchos de los propios microrrelatos, de lo pequeño a lo grande, de lo micro a lo macro, de nuestros hogares y nuestras ciudades a las galaxias lejanas; después, una vez que eres consciente de esa estructura, diriges tu mente a cubrir posibles lagunas, lo que da lugar a un buen número de nuevas historias con temáticas concretas; la tercera parte del proceso es cribar y descartar aquellos textos que no encajan en la nueva forma del libro; y por último, el momento más difícil de todos es dar orden a los textos. El orden de lectura de los distintos microrrelatos puede cambiar sustancialmente, no solo las sensaciones del lector, sino incluso su significado.
¿Cómo se conjuga el binomio fantasía y escrupulosa realidad?
Es que esa combinación es para mí el aspecto más interesante de la literatura. Al menos, en esa frontera entre lo real y lo fantástico es donde se mueve casi todo lo que hago. Me parece que cuestionar los límites de la realidad puede ser algo a la vez estimulante y divertido. La fórmula, por otro lado, es muy sencilla. Se trata de recrear el contexto de nuestro mundo e inocularle el virus de la distorsión. Pero en este libro, cuando en la tercera parte viajamos a otros planetas, incluso en esos mundos lejanos se está hablando de nosotros, a través de las metáforas o por contraposición.
¿Qué importancia tiene para ti la paradoja? Todo el libro tiene mucho de paradójico, de efecto de los contrarios…
Este libro no puede entenderse sin las paradojas y las contradicciones. La contradicción está ya en la propia portada, con esa criatura mitad perro y mitad loro; en el título, al enfrentar lo milagroso con lo minúsculo; en la advertencia preliminar que te dice ’Esto no es un texto’ y mediante un primer microrrelato te introduce en un bucle infinito. Quizás ese sea el eje principal de ’El libro de los pequeños milagros’. Incluso en el orden del que antes hablaba está siempre presente esa alternancia de los contrarios, he tratado de barajar la historia de humor con la trágica, la denuncia social con la ficción especulativa, el juego lógico con el suceso violento. He evitado agrupar iguales para no saturar al lector, para que no esté alerta y en guardia, para refrescar su paladar una y otra vez.
¿Qué te ofrecen los bestiarios? ¿Qué buscas y qué quieres explorar con estos animales más o menos imaginarios?
Siempre me han fascinado los bestiarios. Aquellos bestiarios medievales, en los que se inventaban animales inexistentes en los inexplorados confines del mundo, y el moderno bestiario como género literario, el Monstruari fantàstic de Joan Perucho, por ejemplo, o el recopilado por Borges en El libro de los seres imaginarios. Me parecen capaces de contener enormes dosis de imaginación en muy poco espacio. Y a la vez, como hacen los dos autores mencionados, a lo puramente imaginativo también se le puede dar a veces un toque casi metafísico. No obstante, como el mundo se nos ha quedado muy pequeño, parte de mi bestiario he tenido que imaginarlo en otros mundos, y un tercio de mis criaturas posibles son alienígenas.
¿En qué medidas es, también, un libro de ’extraños seres’, título de un cuento?
En gran medida. Por eso, cuando me di cuenta de que tenía entre manos esa considerable cantidad de criaturas extrañas, estando ya el libro estructurado en tres partes, no quise desaprovecharlas y añadí un ’Índice para la confección de un bestiario’. Pensé, por otra parte, que era algo muy en consonancia con el planteamiento de todo el volumen como juego.
¿Qué relación existe entre tu obra narrativa y sus personajes con un libro como este?
Dadas las normas del género, que no permite construir ni desarrollar los personajes, hay poco de mis otros protagonistas en este libro. En cambio, creo que están todos mis temas. Un libro como este me ha permitido reunir todo mi imaginario, hasta el punto de que creo haber rellenado ciertos huecos, y que ahora se puede entender mejor la aparente distancia que había entre algunos de mis títulos publicados. Siento que ahora me he dibujado mejor en el conjunto.
¿Por qué están tan de moda ahora los microrrelatos? ¿Cuál es su singularidad en estos nuevos tiempos de ansiedad y vértigo tecnológicos?
Desde luego, el consumo frenético de información, la lectura rápida y los sintéticos formatos tecnológicos parecen apuntar hacia el consumo de textos mínimos. Pero no es oro todo lo que reluce y habría que matizar varias cuestiones. Por un lado, no creo que el microrrelato esté tan de moda, es conocido por vosotros los periodistas, por los autores, por los aficionados a la escritura y por un buen número de los lectores activos. Pero si preguntas en la calle nadie lo conoce. La novela sigue siendo la reina y soberana en las librerías y haría falta todavía mucho esfuerzo conjunto para que el lector de a pie descubriera el género. Por otro lado, me da mucho miedo la lectura ligera y superficial que están imponiendo las redes y el uso de las pequeñas pantallas.
¿Qué novedad ofrecen, qué conexión directa tienen con las nuevas tecnologías?
El microrrelato es una píldora multivitamínica, es un comprimido de literatura concentrada, y, en principio, ese es el tipo rendimiento rápido que busca hoy la gente. Desde luego, el microrrelato es ideal, por ejemplo, para el medio radiofónico, una pieza de minuto y medio puede ser escuchada con agrado y sin problemas por el oyente, y enriquece cualquier programa. También tiene la extensión perfecta para el post de un blog, para un comentario de Facebook, e incluso algunos, aunque pocos, caben en un tuit. Pero, insisto, el microrrelato en cuanto texto literario contiene varios niveles de lectura, necesita de un estado mental y también ser digerido durante un tiempo. Nada de eso lo están fomentado hoy las nuevas tecnologías. La calidad de la lectura también es importante.
Aragón Radio, 25/09/2013
El autor entrevistado por Javier Vázquez a propósito de El libro de los pequeños milagros en el programa Escúchate, de Radio Aragón.
Conoceralautor.com, 23/09/2013
El contenido de El libro de los pequeños milagros en palabras del propio autor…
Una lectura de algunos de sus microrrelatos…
A vivir que son dos días, CADENA SER, 22/09/2013
El autor entrevistado por Sonsoles Ferrín a propósito de El libro de los pequeños milagros para el programa A vivir que son dos días, de Cadena Ser.
Canal Sur Radio, 22/09/2013
El autor entrevistado por Mariló Maldonado a propósito de El libro de los pequeños milagros en el programa La Calle de Enmedio, de Canal Sur Radio.
La noche en vela, Radio Nacional de España, 19/09/2013
El autor entrevistado por Pilar Tabares y su equipo a propósito de El libro de los pequeños milagros para el programa La noche en vela, de Radio Nacional.
Canal Sur Radio, 19/09/2013
El autor entrevistado por Jesús Barroso y Lole Almagro a propósito de El libro de los pequeños milagros en el programa Es la vida, de Canal Sur Radio.
Onda Azul Televisión, 18/09/2013
El autor entrevistado por Carmen Abenza a propósito de El libro de los pequeños milagros en el programa Estás en tu casa, de Onda Azul Televisión.
La Libélula, Radio 3, 17/09/2013
El autor entrevistado por Juan Suárez a propósito de El libro de los pequeños milagros para el programa La Libélula, de Radio 3 (a partir del minuto 16′).
Onda Madrid, 16/09/2013
El autor entrevistado por Belén Almonacid y Sergio Rodríguez a propósito de El libro de los pequeños milagros en el programa Hoy en Madrid, de Onda Madrid.
El Ojo Crítico, Radio Nacional de España, 11/09/2013
El autor entrevistado por Alfredo Laín a propósito de El libro de los pequeños milagros para el programa El Ojo Crítico, de Radio Nacional (a partir del minuto 35′).
Conoceralautor.com, 01/08/2013
Un adelanto de El libro de los pequeños milagros en palabras del propio autor…