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Umbría, 15/11/2013
Por Santiago Eximeno.
Hace tiempo que mi ánimo completista me urgía a encontrar y leer 88 Mill Lane, de J. J. Muñoz-Rengel. Sobre todo porque es uno de los autores que más me interesa en el panorama actual del relato corto y su primer libro no había tenido la oportunidad de leerlo. Curiosamente lo encontré en la biblioteca municipal de mi barrio, así que no dudé y me hice con él. Y he quedado más que contento.
88 Mill Lane es un libro que va de menos a más. Planteado como un libro cuyas historias orbitan alrededor de la ciudad de Londres -o al menos el espíritu de esta y su relación con la estancia allí del autor- se abre con un excelente relato-prólogo que ya deja claro desde el primer momento que nos encontramos ante un libro evocador. Sin embargo le cuesta despegar, probablemente porque incluye un relato largo en la mitad del libro, “Las dos navajas”, que desentona notablemente con el resto y rompe la continuidad. Es a partir de este momento cuando el libro crece, y relatos magníficos en su imaginería y en su prosa como “El ojo en la mano” o “Bestiario secreto en el London Zoo” nos llevan hasta el gran final, que convierte al primer libro de relatos de J. J. Muñoz-Rengel en una obra imprescindible para el amante de los textos breves.
Recomendable para cualquier lector que disfrute del relato corto. Sin más etiquetas.
El Cuaderno Rojo, 28/07/2013
Por Jesús Artacho.
88 Mill Lane (2005) es el primer libro de relatos publicado de J.J. Muñoz-Rengel, el autor de El asesino hipocondríaco y la más reciente El sueño del otro. Aparte de estar todos ellos ambientados en Londres, donde el autor vivió durante un tiempo, los textos tienen el denominador común de haber sido premiados en diferentes certámenes literarios (en uno de los cuales, por cierto, tuve la ocasión de coincidir con él).
Los relatos que componen el libro juegan en su mayoría con las posibilidades que brinda el género fantástico. Se trata de relatos muy correctos en cuanto a su estilo, a menudo brillantes en su planteamiento, de una imaginación en ocasiones fascinante y con frecuentes sorpresas en sus desenlaces. Ciertos toques borgeanos parecen indiscutibles.
El libro lo encontré en la biblioteca de mi pueblo y me dejó muy buena impresión. Creo que buscaré el otro libro de relatos del autor, De mecánica y alquimia (2009).
Dejo un fragmento del prólogo, de Pablo de Santis:
“Siempre me ha parecido que hay, entre los autores que preferimos los usos de la imaginación, una fidelidad a la infancia, cuando leer era sólo leer cosas extraordinarias, no libros sobre la vida en la oficina o el lento desenvolvimiento de un triángulo amoroso”.
REPÚBLICA, 17/05/2012
Por Mariana Romero.
Juan Jacinto Muñoz-Rengel es un escritor y doctorado en filosofía nacido en la ciudad de Málaga, España en el año 1974, quien vivió durante algunos años en el Reino Unido y se ha desempeñado como colaborador en una buena cantidad de revistas como El País, Clarín, Anthropos o RNE. Con su carrera como escritor ha conseguido hacerse un público lector que lo sigue y ha obtenido menciones a sus relatos cortos además de reconocimientos como antologista.
Una de sus novelas más exitosas es la que edito en el año 2012 con el título de El asesino hipocondríaco, y antes de eso en el 2005 editó su recopilación de cuentos cortos llamada 88 Mill Lane, en el que el autor integra una buena cantidad de relatos que fueron escritos en los años que vivió en la ciudad de Londres, por lo tanto todos ellos tienen en común un único escenario, la capital británica como sitio en el que transcurren todos los hechos e historias. Vale destacar que todos los cuentos que componen este libro han sido galardonado con algún premio literario.
El lector se encontrará con una obra que practicamente le permitirá realizar un viaje por las calles londinenses ya que destaca la calidad de detalles que el autor brinda de todo el entorno página tras página avanzando en la novela, tanto en lo referente a las avenidas más famosas como los rincones secretos de la urbe contemporánea, atravesada por personajes londinenses del siglo XIX y del XX, en relatos atrapantes y sin desperdicio en todos los casos.
Los cuentos que componen esta obra son de todo tipo, algunos criteriosamente reales, otros en cambio tienen claros matices fantástico, que se tornan en verdaderas pesadillas. Los títulos que completan este libro son “El ojo en la mano”, “La Marquesa de las Siete Iglesias”, “Las dos Navajas” y “La casa de Strawbrooke”, relatos que contemplas diversas historias cada vez, con paseos por la ciudad, el tiempo y sus diversas realidades en un libro puramente recomendable.
Los críticos han recibido de buena gana este compilado de cuentos que tienen un estilo limpio con lenguaje efectivo, en su propia explicación, teniendo la reserva de que se trata de cuentos premiados, seguramente la lectura de esta obra ha de ser sumamente prometedora, otro de los grandes aportes del escritor español.
Un libro al día, 23/11/2009
Por Ian Grecco.
Últimamente leo muchos libros de relatos; quizás sea por el poco tiempo libre del que dispongo en estos momentos y la necesidad de dedicarme a una literatura no banal que sí más llevadera (que novelones decimonónicos) que me invade.
Y así, estoy descubriendo autores jóvenes y españoles que se dedican al cuento, un género muchas veces infravalorado. Recientemente tuve ocasión de charlar con una escritora más o menos célebre que se me quejaba de que ella adora el relato pero que en su editorial siempre le dicen: «¿Y para cuándo la novela?». Y cuando yo le contesté que para mí la novela es la madre de todos los engendros literarios, la buena mujer torció el morro: «No estoy de acuerdo, un cuento bien escrito posee tantas o más cualidades que una novela». Pero vamos, me pareció estúpido entonces como me parece estúpido ahora comenzar una discusión nutrida con puntos a favor y puntos en contra para coronar a la reina del baile de las letras: ¿cuento o novela?
Está claro que Muñoz-Rengel, autor que con apenas treinta y cinco años se ha hecho con buena parte de los más prestigiosos concursos de cuentos de España, apuesta, de momento, por el cuento: y la verdad es que, viendo su talento para ello, no se trata de una opción descabellada.
88 Mill Lane está formado por diez cuentos ubicados en Londres, ciudad donde el autor vivió una temporada. Para los que adoramos el idioma, el estilo, las brumas y los personajes que inspira la capital inglesa, eso es algo altamente apeticible. Y decir que todas estas breves historias donde lo mágico y lo cotidiano conviven con asombrosa armonía (la sombra de Cortázar, Borges o Bioy Casares es alargada), han sido galardonadas en algún certamen.
No quiero dar muchos detalles sobre cada relato para no destriparlos, pero sí algunas pinceladas: hay una sociedad que permite a sus miembros intercambiar sueños; un rincón del zoo de Londres con peligrosos e inauditos especímenes; una perla que contiene el universo (homenaje confeso del autor al Aleph borgiano); un tipo que observa y escribe sobre vidas ajenas en una cafetería (y al que le depara una desagradable sorpresa); navajas hechas con los cuernos de un vengativo toro; un desván con un inclasificable y peligroso huésped, o una ancianita que organiza una cena en su casa y obliga a sus invitados a vestir como si estuvieran a principios del siglo XX, ausencia de móviles inclusive (uséase: barrio aislado y sin teléfonos para pedir socorro…).
Vamos, que me ha encantado lo que escribe este hombre, Juan Jacinto Muñoz-Rengel: el chico promete…
Revista Narrativas, julio de 2007
Por Quique Bermúdez.
A veces, entre la interminable lista de títulos aparecidos cada año, nos encontramos con libros sorprendentes de la mano de autores de cuya existencia ni siquiera sabíamos. Éste es el caso de 88 Mill Lane, de Juan Jacinto Muñoz, un inesperado libro de relatos construidos bajo el estricto canon de la ficción puramente hedónica.
Juan Jacinto Muñoz-Rengel (Málaga, 1974) lleva ganando premios de relato corto toda una década, y atesora en sus alforjas los más acreditados del género. No obstante, el cuento literario sigue siendo el injustificado patito feo de nuestras letras, y las obras de este autor se han visto condenadas a perderse en un piélago de antologías y publicaciones puntuales de instituciones de España y Latinoamérica. Con 88 Mill Lane, el escritor reúne una selección de sus “relatos londinenses”, un conjunto de diez artificios que con un lenguaje limpio y sólidas estructuras entroncan con la mejor tradición de la literatura fantástica, acercándola hasta nuestros días y haciendo posible su convivencia con nuestra cotidianeidad.
De acuerdo con lo que apunta el prologuista del libro, el argentino Pablo de Santis (y no parece casual que sea el autor de El calígrafo de Voltaire quien introduce este volumen, pues son muchos los nexos de unión entre las obras de ambos escritores), es probable que haya en la elección de Londres como escenario donde discurren las tramas cierta búsqueda de la distancia, cierto alejamiento intencionado, que permita dar rienda suelta a la imaginación más insólita y que aún así los sucesos extraordinarios y las distintas deformaciones de la realidad no se nos antojen del todo inverosímiles. Durante mucho tiempo ha prevalecido entre los escritores españoles un miedo paralizante ―que ahora parece rescindir― a abordar lo fantástico; como resultado el lector se ha ido desacostumbrando a que los acontecimientos fabulosos puedan ocurrir dentro de nuestras fronteras, en nuestras ciudades, en nuestros barrios. Muñoz-Rengel, para no librar dos batallas al mismo tiempo, salva esta dificultad situando sus historias en las calles londinenses, en West Hampstead, en los alrededores de Mill Lane, en Hyde Park, en el London Zoo. Con todo, por si ello no fuera suficiente, incluso en los relatos más contemporáneos, la ciudad de Londres nunca parece ser la que de verdad es, no se nos muestra por completo real, mantiene siempre la aromática atmósfera de la que fue la ciudad de Stevenson, la de Conan Doyle, la de Chesterton. Moviéndose con soltura dentro de ese decorado de influencias, las historias de Muñoz-Rengel encierran además en sus tripas un poderoso virus borgesiano; o mejor, a la manera de Bioy Casares, lo que guarda dentro cada uno de estos cuentos es un Borges depurado de intelectualismo erudito, y enriquecido con la fuerza de personajes vitales y creíbles.
Si tuviéramos que definir los relatos de 88 Mill Lane por otra particularidad, aparte de la inclinación fantástica, que los distinguiera del resto de los que se escriben hoy en nuestro país, no cabría duda: el respeto por la estructura clásica del cuento literario. Decía Poe que en un relato bien construido la primera línea del texto ya debe ir encaminada a su conclusión final. En estos relatos se cumple esta premisa, y todas las demás dictadas por los grandes cuentistas. Como en los pequeños mecanismos de relojería se distinguen las partes y los detalles, las frases anuncian eventos ulteriores, cada objeto o personaje que aparece tendrá su posterior utilidad, nada es prescindible. Las piezas de orfebrería de Muñoz-Rengel están pensadas como un todo, un todo ficticio que es un código de pistas encadenadas cuyo único objetivo es procurar placer al lector.
Hay en 88 Mill Lane relatos de orientación histórica, como “Las dos navajas”, o de género policíaco, como “La Casa de Strawbrooke”, pero la mayoría tiene de fondo un objetivo de juego filosófico, casi metafísico. Algunos transcurren en un tono divertido, sin más pretensiones, como “El libro del Destino”, que contiene todas las cosas que sucederán, o “Bestiario secreto en el London Zoo”, un disparatado despliegue de imaginación. Pero en otros el calado es más profundo. La deliciosa historia de “Los habituales de La Brioche”, que abre el volumen, plantea la posibilidad de que un escritor con la obsesión de inventar vidas a las personas de su entorno, a las que usa como personajes de sus obras, pudiera al hacerlo modificar realmente las existencias de esas personas. “La perla, el ojo, las esferas” es un episodio inquietante en el que el protagonista se ve cada vez más y más angustiado por el descubrimiento de una paradoja espacial, la de los universos autocontenidos. “El desván de Thomas Carlyle” es aún más ambicioso, y nos arroja a la hipótesis de hasta dónde se podría llegar si a un ser humano lo educáramos desde su nacimiento en unas coordenadas epistemológicas y sensoriales por completo distintas a las normales.
Lo que Juan Jacinto Muñoz ha confeccionado con su selección de relatos no es una antología que evoca lo mejor que se ha escrito en literatura fantástica, es una brillante antología de lo mejor que está por escribir. Un libro y un autor que darán mucho que hablar.
Literaturas.com, abril de 2007
Por Ángel Marcos.
El relato corto gana cada vez más adeptos en nuestro país. Son muchos los escritores que hace tiempo proclaman abiertamente la dificultad que encierra la ejecución de un buen relato, donde todo se ajusta al milímetro, frente a la escritura de una novela, que permite la divagación inmoderada. Los editores siguen siendo reticentes, sin comprender que los ingresos siempre estarán en relación con la promoción que están dispuestos a concederles a los títulos. Los lectores, poco a poco, y a pesar de todo, cada vez se mueven más cómodos en este género que va tomando las librerías y los suplementos culturales. Sin embargo, la maquinaria aún no está bien engrasada. Cómo si no explicar que escritores que se han hecho con todos los premios del género del cuento ni siquiera suenen a editores o libreros.
Si además un escritor –de relatos- se moviera en otras superficies resbaladizas, como lo son en España las cimentadas sobre la pura ficción, sobre la mera y clásica estructura ficcional que tanto nos ha hecho disfrutar antes de que todo fuera realismo –social, sucio, postmoderno, generacional, intimista, etc.-, y si yendo aún más lejos estas ficciones rozaran las estelas de la fantasía, ese escritor estaría en serios problemas. De un momento a otro podría volverse intangible. Sobre esa cuerda sin tensar camina -entre otros- Juan Jacinto Muñoz-Rengel (Málaga, 1974), que reúne bajo el título de 88 Mill Lane una selección de cuentos que han cosechado los más importantes premios de relato corto en español de dentro y fuera de nuestras fronteras.
Londres. Finales del siglo XIX, finales del XX, inicios del XXI. En esas coordenadas fluyen las inquietantes historias de Juan Jacinto Muñoz, en calles reales, líneas de metro, cadenas de cafeterías, o en carromatos y librerías de antaño, pero en cualquier caso todas referencias bien conocidas, referencias creíbles detalladas por alguien que ha vivido de cerca la ciudad. Todo es plausible en la primera parte de los relatos, los personajes nos conducen como a lectores confiados, porque estas historias no están hechas para dudar: nos llevan, sus estructuras no están tramadas para que el lector se aleje del texto o vacile, son precisas, concretas, y la lectura se impone. Sólo así tiene cabida de repente la irrupción de lo fabuloso.
Aun cuando las historias de 88 Mill Lane tienen como epicentro la ciudad de Londres, y mantienen un tono constante que les confiere equilibrio, cada una de ellas se concibe desde una idea diferente y despliega un distinto abanico de personajes y recursos. Como en los relatos clásicos, los personajes se limitan a actuar, sin plantearse su naturaleza, y se confunden con la trama, nos arrastran hacia ella, sin trampas. ¿Pero qué hubiese ocurrido si R.L. Stevenson o Henry James hubieran nacido en nuestros días? Probablemente sus leit motives hubiesen sido otros, más sofisticados. Probablemente no hubiesen salido indemnes de los estragos causados por Freud o la postmodernidad. De esta forma, aquí los protagonistas del relato no son nunca los personajes -aunque lo parezca-, porque su verdadera y última función es la de guiarnos hasta la idea, la idea cuasi-filosófica que es germen de cada cuento. Lejos de barroquismos, de sobreadjetivación y juegos lingüísticos, lo esencial de la literatura de Juan Jacinto Muñoz son las ideas desde las que germinan sus relatos. Es ésta una literatura de juego intelectual, al alcance de todos los públicos.
El primer relato del volumen, «Los habituales de La Brioche», que fue premio internacional de cuentos La Felguera en el 2003, ya parece anunciarnos lo que va a ser el resto del libro. El protagonista-narrador es un presunto escritor que nos transporta con efectividad por la historia, hasta el punto de que cuando nos dice que nos está mintiendo no podemos dejar de creerle. De inmediato nos sentimos atraídos por las vidas del resto de personajes que nos describe, a pesar de que en todo momento respiramos en el aire la sensación de que algo raro está pasando. No se nos oculta nada, y sin embargo, como en los grabados de Escher, de repente se cierra el círculo por un lugar inesperado y estamos donde no pensábamos estar. ¿Puede un escritor afectar la vida de los otros al imaginarse sus vidas? ¿Hasta qué punto un escritor afecta la realidad? ¿Y si aparece otro escritor en su escenario?
También se reproduce este bucle escheriano, en mayor o menor escala, en «La casa de Strawbrooke», de nuevo con la forma del «narrador mentiroso»; en «El Libro del Destino», como paradoja temporal; en «El ojo en la mano» o en «Bestiario secreto en el London Zoo», como una suerte de ruina circular de Borges, en la que no se sabe quién sueña y quién es soñado; y en «La perla, el ojo, las esferas», como paradoja espacial en la que el universo es infinitamente divisible.
Pero hay otros relatos reseñables. Como los dos que transcurren en el Londres del siglo XIX. En «La Sociedad secreta del Sueño», escrito en segunda persona, una vieja librería de Marylebone esconde una secta turbadora de hombres con la capacidad de compartir sus sueños; el protagonista, el lector, se verá pertrechado con los objetos y costumbres de la época, y envuelto en una conspiración espeluznante. En «El desván de Thomas Carlyle» podremos conocer con detalle la casa del filósofo escocés (que fue bastante conocido en su época, amigo de Sterling y de John Stuart Mill) en el número 5 de Cheyne Row, su buhardilla insonorizada, su personalidad tormentosa, sus manías, a su mujer (hasta aquí lo real), y a su hijo ficticio con el que puso a prueba sus postulados filosóficos, en un experimento de privación sensorial de sorprendentes resultados.
Dice Pablo de Santis que «Juan Jacinto Muñoz es de los autores para quienes escribir es sobre todo imaginar, inventar, agregar cosas nuevas al mundo». Desde luego quien busque tensión poética, lirismo y florituras en la prosa, que no malgaste su tiempo ni dinero, no los encontrará en este libro. En cambio, quien busque historias bien tramadas y efectivas, mundos nuevos que, a la manera de las Crónicas marcianas de Ray Bradbury, nos sorprendan sin estridencia y con melancolía, habrá acertado de lleno con este descubrimiento. Y digo descubrimiento porque éste no es el país de Bradbury, y si este escritor de relatos no es descubierto pronto, puede encontrarse en serios problemas. O en la jerga de los barrios londinenses, in big trouble.
Blog Cierta distancia, 07/11/2006
Por Miguel Sanfeliu.
Un primer libro de relatos. Un joven autor, Juan Jacinto Muñoz-Rengel, natural de Málaga y que ha residido en el Reino Unido, donde ha decidido ambientar las historias que componen este volumen. Londres es una ciudad muy literaria y la niebla de sus calles nos trae a la mente figuras míticas como Sherlock Holmes o Jack el Destripador. Y ese es el ambiente que se respira en estos cuentos, el de las calles empedradas y los coches de caballos, el de los experimentos fantásticos y el de las investigaciones policíacas. El misterio y lo extraordinario tienen un peso primordial en estas historias, factores que representan el más puro placer de la lectura.
El primer relato sirve de introducción, se titula «Los habituales de La Brioche» y me ha gustado especialmente por el juego metaliterario que propone. «La Sociedad Secreta del Sueño» nos habla de un club al estilo de las selectas asociaciones inglesas, aunque su finalidad se sale de lo normal para introducirse en los misterios que suceden mientras dormimos. «La Marquesa de Siete Iglesias» se introduce tangencialmente en el terreno del horror y su final nos deja un ligero escalofrío recorriendo nuestra espalda. «Las dos navajas» se aleja del escenario londinense y se sitúa en España para narrar una historia circular, impecable a mi modo de ver, que pasea por los tiempos iniciales a la guerra civil y recrea la muerte de los generales Mola y Sanjurjo. Una casa apartada, una reunión selecta y el extraño robo de una joya son los elementos que se combinan en «La casa de Strawbrooke». «El libro del Destino, estudio experimental», ofrece exactamente lo que su titulo anuncia. «El ojo en la mano» llega a adentrarse en terrenos propios del género gore y su lectura es una experiencia desasosegante. «Bestiario secreto en el London Zoo» resulta muy imaginativa y habla de seres fantásticos. «El desván de Thomas Carlyle» tiene un desarrollo impecable, pausado, in crescendo, y en él aparecen personajes como Thomas Carlyle o John Stuart Mill, componiendo una trama de afinidades, de pasiones, de secretos, cuyo final cae con cierta brusquedad. «La perla, el ojo, las esferas», es una breve joya, de eco borgiano, que cierra dignamente un volumen que proporciona varias horas de buena y animada lectura.
Muñoz-Rengel no nos cuenta historias con un estilo uniforme y monótono, sino que cada uno de estos relatos encarna también un experimento formal. «La Sociedad Secreta del Sueño» está narrada en segunda persona. «La Marquesa de Siete Iglesias», recurre a la narración lineal de una investigación principalmente bibliófila, reproduciendo supuestos fragmentos de obras eruditas. «Las dos navajas» se narra en un presente continuo, al estilo de los libros de historia. Pero lo que tienen en común todos los relatos de este libro es el gusto por el arte de contar historias y, en ese sentido, resulta el libro ideal para leer a la luz del fuego de una chimenea en una fría noche de invierno.
Periodista Digital, 11/08/2006
88 MILL LANE, GÓTICAMENTE DICKIANO
Por Blanca Vázquez Fernández
Marylebone, Oxford Circus, Hyde Park, Knightbridge, King´s Cross Station, la British Library, Camden Town, poblaciones como Oxford, mil y un rincones donde hemos desgastado repetidamente la suela de nuestro calzado todos los que hemos vivido y nos hemos sentido acogidos por el regazo de la inmensa y gran “mama” Londres, cuya hermosura grisácea sobrecoge. 88 Mill Lane transmite su esencia, sobrevolamos de nuevo a esos escenarios de sobra conocidos, aunque lo hacemos con una mirada nueva. Algo así como si volviéramos a recorrerlos, pero un poco, ¿cómo diría yo?, colocados. Porque este libro de relatos del malagueño Juan J. Muñoz-Rengel (1974) nos hace entrar por la puerta de lo real, para acabar desembocando en lo irreal, la zona CF (ciencia ficción tan poco abordada por narradores y cuentistas).
No es Philip K. Dick, pero si prosigue en ascenso el camino que ha emprendido, pronto estará a las puertas del mismísimo maestro.
Fue ganador del 1er Premio Relatos para leer en el autobús 2005 (original iniciativa convocada por los Ayuntamientos de Málaga, Córdoba y Granada) con su historia “El pescador de esponjas”. Tanto este texto cómo los otros diez con que nos regala el autor en su libro constituyen un enriquecedor entretenimiento para leer en el autobús, en el metro, en la playa o en casa tomando el té de la tarde, para complementar la fragancia británica del volumen.
Prosa fresca, de generación X, crujiente. Ideas soñadas en noches de tormenta de verano o de invierno, pesadillas suaves y sorprendentes. Boquiabiertos nos quedamos con algunas (“…Ella estaba desnuda, yo le acariciaba el pelo, ella sonreía, o eso creí notar, yo le empecé a explorar el cuerpo, le puse una mano sobre un muslo tibio y suave, con la otra rodeé su cuello y alcancé su espalda, tersa, extensa, con una tercera mano aferré su pecho izquierdo. El terror glacial que se prendió en mi estómago cuando advertí una tercera mano propia me despertó de inmediato, pero ya era tarde, y cuando encendí la luz comprobé que ya existía todo lo que había estado soñando…”).
Divertimento y narrativa nueva. ¡Me lo quedo! se ha hecho ya un hueco en mi biblioteca, porque además de mis adorados clásicos y dinosaurios, me gusta la sabia nueva. Y Muñoz-Rengel promete, aunque le falte madurez literaria, (que todo se andará) y su limpio castellano ofrezca en ocasiones un matiz extranjerizado, que le da una impronta muy personal.
Colección prologada por Pablo De Santis se inaugura con el relato Los habituales de La Brioche, hall de entrada a los otros cuentos o los otros sueños sería más exacto decir, donde explica el proceso creativo de estas y otras historias a través de la observación detallada a variopintos personajes. Tal vez fuera en La Brioche donde Muñoz-Rengel imaginara o soñara sus cuentos.
Imaginen, por un momento, que lo que sueñen se convierta en realidad («El ojo en la mano”), o una sociedad de alta alcurnia londinense donde sus socios sueñan que pueden ser el otro, y tienen poder especial para estar dentro de otra persona, personas que viven varias vidas (“La sociedad secreta del sueño”), o una marquesa que vive en varios siglos, cumpliendo con su inmortalidad regalada (“La Marquesa de Siete Iglesias”), o el papel que juegan las astas de un toro en la decisión del zorro de Franco de acabar con sus dos rivales Sanjurjo y Mola (“Las dos navajas”), o el fantástico bestiario escondido en el sótano del Zoo londinense, sueño acariciado por todo niño (“Bestiario secreto en el London Zoo”)… y así de sobresalto en sobresalto vamos asimilando este exceso de fantasía.
Todos los relatos aquí contenidos han sido galardonados con premios nacionales e internacionales, entre los que destaca el Fernando Quiñones, el Julio Cortázar de Cuba, el Miguel de Unamuno, Hucha de Oro, o La Felguera, además del ya mencionado premio de Relatos para leer en el autobús.
Juan Jacinto Muñoz-Rengel tiene una gran e imaginativa vida literaria por descubrirnos de la que no deseamos que despierte.
Revista Dosdoce, agosto de 2006
Por José Ramón Marcaida López.
Como se indica en la contraportada de este volumen de relatos del joven autor Juan Jacinto Muñoz-Rengel, la selección de textos que conforman 88 Mill Lane obedece a dos criterios muy específicos: por un lado, todos los relatos han sido galardonados con algún premio literario; por otro, todas las historias tienen como trasfondo la ciudad de Londres.
Apenas nos vamos a detener en el primer criterio, ya que nunca está claro en qué medida este tipo de información (acerca de premios, menciones especiales, etc.) resulta significativa de cara a la lectura de un texto.
El hecho de que todas las historias transcurran en Londres sí merece, en cambio, una atención especial. Londres, sin duda, es una de las ciudades literarias por excelencia. Cuna y destino de numerosos prosistas, dramaturgos y poetas, sus calles y sus habitantes conviven en un plano, entre lo imaginario y lo real, generador continuo de nuevas ficciones y nuevos escenarios.
Adoptarla como background es por ello un desafío y a la vez un motivo de satisfacción para cualquier escritor. En 88 Mill Lane el recorrido londinense es variado, desde Marylebone al East End, pasando por lugares emblemáticos con la British Library o el London Zoo, pero sobre todo destaca el Londres más clásico de la literatura: las casas victorianas, las calles y la niebla, las pensiones y los gentleman’s clubs, los parques y las librerías, etc. A diferencia de libros recientes, como por ejemplo Brick Lane, que retratan un Londres multirracial, multicultural, mas periférico que central, 88 Mill Lane es un compendio de contextos que a los lectores aficionados a la literatura anglosajona les resultará del todo familiar. ¿Una fijación de su autor? ¿Un homenaje, quizás?
Pasemos ahora a analizar el contenido. Exceptuando, de alguna manera, el relato titulado Las dos navajas, el resto de textos adoptan una estructura y una temática que, al igual que el uso que se hace de Londres, parecen responder más bien al deseo de rendir un homenaje a ciertos autores, que a aportar algo verdaderamente original. Siendo más específicos, los relatos siguen muy de cerca, entre otros, el estilo de Jorge Luis Borges, uno de los grandes maestros del género. Así, a lo largo de este volumen nos reencontramos, por citar algunos, con temas como el de los dobles y los sueños (La Sociedad secreta del Sueño, El ojo en la mano), la venganza en un marco de relato policiaco (La casa de Strawbrooke), los bestiarios de animales fantásticos (Bestiario secreto en el London Zoo) o, finalmente, la historia de una perla y una pupila que recuerdan sospechosamente al Aleph (La perla, el ojo, las esferas).
Al mismo tiempo, el clima de lo fantástico en que están inmersos todos los relatos (el titulado La Marquesa de Siete Iglesias puede ser un buen ejemplo de esto) está construido en base a unos criterios que se corresponden a los que en su día sugirió Julio Cortázar, otro maestro del género, para referirse a su concepción de lo fantástico en su literatura.
En cualquier caso, Juan Jacinto Muñoz-Rengel ha demostrado en este libro, de lectura agradable y distendida, que tiene potencial, tanto lingüístico como imaginativo, suficiente para desarrollar un estilo muy interesante en próximas obras.
Blog Vivir del cuento, julio de 2006
EL REVERSO DE LO FANTÁSTICO
Por Antonio Jiménez Morato.
En España, a pesar de que se han publicado estudios como los de Antonio Risco, o de Antologías como la que hizo Alejo Martínez Martín se ha insistido mucho, tal vez demasiado, en la escasa afición por la fantasía de los narradores patrios. Si entendemos por fantasía las narraciones de mundos llenos de seres mitológicos como hadas y elfos, escritas bajo códigos de género y dedicadas más al escapismo que a la creación de obras literarias hay que concluir que sí, en España se ha dado poco esa subliteratura hasta hace unos diez años en que los epígonos españoles de autores como Tolkien o Lewis han aparecido en las mesas de novedades de las librerías. Ahora bien, si entendemos como narraciones fantásticas las que se adscriben dentro de la delicada acepción de lo fantástico, en las que se pueden incluir todo elemento que consiga agredir nuestra idea de lo real o causal –como los fantasmas– o bien que cuestione la realidad tal y como nuestros sentidos la percibe o la asimilan, sí que ha habido muchos autores españoles dedicados a analizar el mundo desde esa perspectiva.
Juan Jacinto Muñoz-Rengel estuvo viviendo unos años en Londres y se empapó del aire de terror gótico que se respira en sus calles. Es normal que un género así no se haya desarrollado en España, en el momento en que podía haber tenido lugar andábamos por aquí muy ocupados con guerras carlistas, repúblicas, restauraciones, pronunciamientos, desastres en ultramar, revueltas militares y dictaduras. No ha sido la acelerada historia de España un buen caldo de cultivo para narraciones pensadas para leer al calor de una chimenea. De hecho, cuando se ha dado el caso de geniales cultivadores de narraciones fantásticas capaces de socavar los principios del gótico victoriano, los academicistas se han ocupado, muy rápido, de oscurecer esas obras, como es el caso de Rafael Dieste, autor de unos de los libros fundamentales para entender el cuento fantástico español, y que sigue sepultado por los burdos criterios de los catedráticos universitarios a los que se responsabiliza de la edición de sus obras –claro que la culpa no la tienen los catedráticos, sino los incompetentes que les encargan las ediciones.
Muñoz-Rengel ha respirado esas atmósferas y las ha volcado en cuentos donde la herencia de los grandes autores victorianos del género del terror y el horror –quién sabe si directa o subterránea– se hace evidente. Son narraciones en las que la atmósfera es tan importante como la acción, en la que a veces no tienen lugar las reglas de causalidad porque no hay lógica en sus caminos y en las que lo inexplicable está a la vuelta de cada rincón. Cualquier aficionado al género quedará plenamente satisfecho con estas historias, porque actualizan un modo de narrar poco transitado por los autores españoles. El triunfo de la trama, tal y como dijo Borges de la primera novela de Bioy Casares, se hace patente en estos relatos góticos.
Pero, dentro de la recopilación, brillan con luz propia los textos que escapan a esa filiación genérica y decimonónica para presentarse como muestras alucinadas y alucinantes del fantástico más puro y turbador. La influencia borgeana de cuentos como «El libro del Destino, estudio experimental», «El ojo en la mano» o «La perla, el ojo, las esferas» no los menoscaba, sino que, al contrario de lo que podría parecer, Muñoz-Rengel sabe darle nuevos bríos a paradojas ya enunciadas por el autor argentino –que, por otra parte no fue sino un acertado parafraseador con cultura e ingenio, ya comentamos aquí que su vasta cultura era más de recetarios y resúmenes que de acercamientos reales a los libros de los que habla. Son sin duda esos tres las piezas de resistencia del libro. No parecen textos epigonales, sino acercamientos novedosos a cuestiones siempre vivas y latentes.
Hay en este libro un autor que se deleita en las virtudes de la trama, heredero de los narradores orales que, a la luz del fuego del hogar, acunaban nuestros sueños o alimentaban nuestras pesadillas. Sus aciertos a la hora de enlazar argumentos no quedan empañados por una voluntad real de trazar cuentos que entren bien a los ojos de los jurados de los numerosos premios que ha obtenido –se dice en la cubierta del libro que todos estos relatos han merecido algún premio literario– aunque se haga muy patente en algunos casos.
Hoy, mundo de realidades virtuales y bienes intangibles, esos sueños que acechan lo real se convierten cada vez en algo menos fantástico. Desde su casa, en el número ochenta y ocho de la calle del Molino, alguien va inventariándolos.
Revista El Ojo Crítico, enero de 2006
Por Alejandro Villamartín.
Este libro de relatos lo forman un conjunto de diez historias más o menos breves, de estilo limpio, prosa exacta y desbordante imaginación. El autor es un joven malagueño, especializado en el género del relato corto, que según parece escribió estos cuentos durante sus años de estancia en Londres. Y es que todas las historias transcurren en la ciudad británica, y no obstante no hay nada de real en sus respectivos trasfondos. Es decir, las calles y barrios de Londres son los reales, los personajes y sus circunstancias son verosímiles, pero en las historias, más pronto o más tarde, hay siempre una huida hacia lo fantástico, o un advenimiento de lo fantástico. Siempre hay algún elemento extraordinario que colapsa la realidad del universo del relato. En el cuento que cierra el volumen, «La perla, el ojo, las esferas», hay de hecho una paradoja espacial, de universos dentro de universos. Otro relato, «El desván de Thomas Carlyle», nos habla de un filósofo que encierra a su hijo en un desván, aislado de todos los estímulos, con el propósito de convertirlo en un ser con unas capacidades de conocimiento y percepción que no tienen nada que ver con las humanas. En «La sociedad secreta del sueño» el protagonista descubre la existencia de una especie de secta que tiene la habilidad de soñar a través de los otros; sus miembros comparten sus sueños para de esa forma vivir más vidas, varias vidas en una vida. Aunque las ideas que definen los relatos son modernas, filosóficas, casi futuristas, la ciudad de Londres tiene en todo momento un aire a Mr Hyde, a Jack el destripador, a Sherlock Holmes, en definitiva, a clásico y a tiempos pretéritos. Y la atmósfera es muchas veces agobiante, inquietante. Es como si leyéramos un libro de aventuras, pero de aventuras intelectuales que te absorben desde el primer momento.
En la web del autor podemos leer íntegro el prólogo del escritor argentino Pablo de Santis. Allí también podemos ver que estas historias de Juan Jacinto Muñoz han recibido ya los mejores premios de relato corto de forma independiente. Esperemos que ahora el magnífico libro siga recibiendo premios, y que todo el mundo pueda gozar de esta nueva literatura que surge de nuestra joven cantera.
Juan Jacinto Muñoz-Rengel (Málaga, 1974) cursó el doctorado en Filosofía y ha ejercido la docencia tanto en España como en el Reino Unido. En 1998 fundó la revista de filosofía y teoría de la literatura ‘Estigma’. Ha trabajado como columnista en diversos medios y ha colaborado con revistas especializadas de todo el mundo, como ‘Anthropos’, ‘Clarín’, ‘Barcarola’ o ‘Clío, el pasado presente’.
En los últimos años su trayectoria como autor de relato corto ha sido avalada por más de una veintena de premios nacionales e internacionales, entre los que se encuentran los más relevantes del panorama literario en nuestra lengua, entre ellos el Fernando Quiñones, el Julio Cortázar de Cuba, el Miguel de Unamuno, Hucha de Oro, o La Felguera, el certamen más antiguo de España en su modalidad.